Madrid, España, 3 ene (EFE).- Un estudio científico sobre plásticos en los ríos publicado en la revista Water Research evidencia por primera vez que la tensión superficial del agua desempeña un papel clave en el transporte y cuantificación de plásticos a la hora de combatir la contaminación fluvial.
La tensión superficial del agua es descrita por especialistas del sector como la energía necesaria para incrementar la superficie del agua, definida por unidad de área. Además, depende de los enlaces de hidrógeno dentro de las moléculas de agua y del medio y de la temperatura ambiente.
Este fenómeno es mayor en el agua que en otros líquidos. Esto permite a insectos como los denominados zapateros de agua caminar literalmente sobre la lámina acuática, ya que su peso no llega a romper su tensión superficial.
Gracias al nuevo estudio será posible mejorar la estimación de la cantidad total de plásticos en un río y por tanto ayudar a limpiarlos en zonas donde la tensión superficial sea más intensa, ha asegurado Daniel Valero, uno de los investigadores españoles que han participado en esta publicación y que colabora con el Instituto de Tecnología de Karlsruhe (Alemania) y el Instituto para la Educación sobre el Agua (IHE por sus siglas en holandés) ubicado en Delft (Países Bajos).
Análisis
El trabajo analiza el transporte de los plásticos suspendidos dentro del agua, dominados por la turbulencia y la flotabilidad, además del de los plásticos superficiales, dominados por esos dos factores y también por la tensión superficial.
Con las conclusiones obtenidas, Valero opinó que se puede reducir hasta 10 veces el sesgo de las actuales prácticas de monitoreo de plástico fluvial, ya que la mayoría cuentan el número de plásticos basándose en observaciones en la superficie del agua y después hacen estimaciones globales, sin tener en cuenta esa tensión.
Los científicos especializados usualmente observan desde puentes para evaluar la contaminación plástica que transporta el cauce fluvial. Sin embargo, ahora podrán estimar cuántos plásticos hay realmente ocultos debajo de agua, con lo que ahorrarán un monitoreo muy costoso con un sistema capaz de ser extrapolado a distintos ríos.
Así, dependiendo del tipo de plástico y la condición de flujo podemos decir si, por cada bolsa de plástico que se ve, hay otras tres o solo una ocultas dentro del río.
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