Ciudad de Guatemala, 27 may (AGN).- La Junta Monetaria (JM) evaluó los balances de riesgos de la inflación y decidió mantener la Tasa Líder de Política Monetaria en 1.75 por ciento, según lo indicado por Sergio Recinos, presidente de la entidad y titular del Banco de Guatemala (Banguat).
El funcionario mencionó que las variables que tomó en cuenta la JM se encuentra en el entorno internacional respecto del crecimiento económico que continúa reflejando un ritmo dinámico para 2021, así como para 2022.
Se estima que la economía mundial crecerá en seis por ciento en 2021, y en 4.4 por ciento en 2022. Si hiciéramos un análisis de las proyecciones previas, notaríamos que han sido al alza, comentó Recinos.
Impacto positivo
Asimismo, los principales socios de Guatemala estarían creciendo en un 5.4 por ciento este año, mientras que en 2022 sería de 3.3 por ciento.
Ante ello, las estimaciones “estarían impactando a Guatemala positivamente por el lado de la demanda externa”, añadió el Presidente del Banguat.
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— AGN (@AGN_noticias) May 27, 2021
Estabilización de precios
Otros elementos considerados por la Junta Monetaria son los precios internacionales del petróleo, los cuales lograron estabilidad y se sitúan en 60.04 dólares por barril.
Recinos explicó que uno de los factores fue la tregua del conflicto entre Israel y Palestina.
Se prevé que a finales de año el barril de petróleo se sitúe en 57.42 dólares.
Panorama
Además, se enfatizó que la recuperación económica sigue siendo heterogénea entre países, regiones y sectores económicos, y los niveles de incertidumbre se mantienen elevados.
Se tendría un alza en la economía toda vez exista un ritmo acelerado en el proceso de vacunación, ya que coadyuvaría a generar confianza entre consumidores y empresas.
El estímulo fiscal también contribuiría a una recuperación más rápida. A esto se agrega la coordinación de la política monetaria y fiscal que conduciría a una recuperación sostenible.
Riesgos
Por otra parte, la incertidumbre para el crecimiento económico se vería en el surgimiento de nuevas variantes del COVID-19 y en el atraso de las jornadas de vacunación.
También perjudicaría el endurecimiento de las condiciones financieras que generarían niveles significativos de volatilidad; además, la persistencia de los efectos asociados al COVID-19 dañaría el proceso de recuperación.
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