Ciudad de Guatemala, 23 mar. (AGN).- Cuando tenía 55 años, un día despertó con dolor de pecho muy fuerte. Su esposo la llevó al hospital, tras varios exámenes le detectaron cáncer de mamá. Así comenzó la historia de María Mercedes Longo en su batalla contra el cáncer.
Me salió una bolita en mi pecho derecho y me dolía. Entonces mi nuera me dijo que había una nueva clínica de la mujer y vinimos al Hospital San Juan de Dios.
Por varios días le practicaron exámenes como mamografías y ahí detectaron algo malo. Posteriormente, tuvo que ser sometida a cuatro biopsias y desde ese momento comenzó el camino para confirmar el diagnóstico temido: cáncer.
Acompañamos al Presidente @BArevalodeLeon en la firma para sancionar el Decreto 7-2024 "Ley de Atención Integral del Cáncer en Guatemala", esta ley otorga un presupuesto de Q. 800 millones en 4 años para atender a todas las personas que han sido afectadas por el cáncer. pic.twitter.com/wE1wqUdIH8
— Vicepresidencia de Guatemala (@ViceGuatemala) March 22, 2024
Su proceso
Si bien la noticia del cáncer fue devastadora para la familia de doña María Mercedes, siempre le brindaron ese apoyo por año y medio de procedimiento.
Hace año y medio inicié mi procedimiento, me hicieron alrededor de ocho quimioterapias, de cinco horas cada una. Las náuseas, los pinchones, las molestias en el estómago se hicieron presentes, cada día me ponía más débil.
Recibió quimioterapia durante 18 meses en el Hospital General San Juan de Dios. Esta experiencia dolorosa y desafiante la llevó a reconsiderar su percepción de la vida y de sí misma, narra.
Mi esposo me acompañaba a cada quimioterapia, regresaba muy débil a la casa. Pero lo que más me dolía fue que quería cargar a mi nieta de año y medio, pero me lastimaba el pecho.
En casa, junto a sus tres hijos de 32, 22 y 18 años, doña María Mercedes quería ayudar con la limpieza de la casa. Sin embargo, detener una escoba era complicado porque, derivado de las quimioterapias, sus huesos le empezaron a molestar por osteoporosis.
Fortaleza y sobrevivencia
Además de las dificultades que vivió con su familia, doña María Mercedes también vivió con el temor de que le quitarán un pecho.
Gracias al apoyo y el cuidado que los médicos me dieron y que cumplí mi tratamiento al pie de la letra, no fue necesaria la operación para quitarme el pecho derecho. Sí tengo quemadas por las quimioterapias, pero aún tengo los dos.
Otra dificultad que tuvo que superar fue perder el cabello, ese manto de belleza para cada mujer.
En la segunda quimioterapia empecé a perder todo el cabello, me sentía fea, pero mi esposo y mis hijos siempre me vieron hermosa.
Año y medio después, su cabello creció, ya le llega hasta las orejas, con un tono blanco que realza su tez.
Vistiendo una blusa a cuadros blancos y celestes y un pantalón beige, el viernes 22 de marzo, con una sonrisa en su boca, doña María Mercedes hizo sonar la campana que está afuera de la clínica de quimioterapia. Sin esperarlo, llegó a la meta acompañada del presidente Bernardo Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera.
Doña María Mercedes Longo es madre, abuela, esposa y amiga, y ahora, con el sonar de la campana anunciaba su última quimioterapia, se convierte en una sobreviviente más del cáncer en Guatemala.
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