La Haya, oct (EFE).- El cinturón bíblico de Países Bajos, una franja que concentra una mayoría calvinista, registra los peores datos de vacunación de todo el territorio neerlandés por una cuestión mayormente religiosa y ahora está emergiendo en el mapa de COVID-19 con el mayor aumento de contagios en el país.
La zona conforma una línea inclinada que cruza el centro de Países Bajos de suroeste a noreste, desde Zelanda hasta Overijssel, aunque fuera de esa región también hay más congregaciones cristianas ortodoxas, como el pueblo de pescadores de Urk, uno de las más tradicionales del país y separado del cinturón por un pólder desde hace 80 años.
Son hogares compuestos por familias numerosas, unidos por la iglesia, y donde las visiones liberales nacionalmente aceptadas tienen más dificultades de encajar, como la eutanasia, el aborto, los derechos de los homosexuales o la donación de órganos, según datos oficiales y recuentos de la agencia nacional de estadísticas (CBS).
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Rechazo a las vacunas
Lo que también tienen en común es su rechazo a todas las vacunas, que ven como una señal de falta de confianza en Dios: ahora centran los peores datos de vacunación contra COVID-19, pero ya fueron foco de varios brotes de sarampión en los años 2000 y 2013, lo que llevó a algunos vecinos a vacunarse en secreto con ayuda de las juntas de sanidad local.
También registraron otro brote de rubeola en 2013 e incluso una epidemia en 1993 de la polio, una enfermedad peligrosa que se cobró la vida de varios y dejó secuelas físicas a muchos niños que lidian con tetraplejias. La alta tasa de vacunación en el resto de país hace que no sea tan fácil para los vecinos del cinturón bíblico contagiarse con los virus.
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Sin vacunación
Sabemos que una gran parte de la población no está vacunada por objeciones religiosas. Por lo tanto, hay que utilizar otros medios alternativos para proteger a la población (…) medidas que hayan funcionado bien, instó el epidemiólogo Arnold Bosman, de un equipo de expertos que ofrece asesoramiento no solicitado sobre la política contra el coronavirus.
Aboga por reinstaurar la distancia social e introducir medidas locales, y no nacionales, por la naturaleza de la zona: su importante población joven se encuentra con frecuencia en clubes y bares, y sus vecinos se reúnen en sus visitas a la iglesia, donde el acceso no está determinado por el “pase covid” por una cuestión de libertad religiosa.
Fueron precisamente los templos el punto de controversia entre estos municipios y el gobierno central: Una iglesia de Urk abrió sus puertas completamente a los fieles, en pleno confinamiento, preocupada por su bienestar espiritual.
Si no tenían síntomas de COVID-19, eran bienvenidos al templo sin mascarillas, ni distancia interpersonal, y a pesar de que el Gobierno recomendaba máximo 30 personas en el interior, esta iglesia aceptaba hasta 500.
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Objeción
La objeción bíblica a la vacunación, que cogió fuerza entre los teólogos a finales del siglo XVIII con el descubrimiento de la cura para la viruela y sus graves efectos secundarios, se suma a la distribución en redes sociales de las teorías de la conspiración que afirman cuestiones tan dispares como el uso de restos de fetos abortados para producir las vacunas.
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