Redacción Ciencia, 9 may (EFE).- Un equipo internacional de científicos confirmó por primera vez la existencia de aguas subterráneas bajo una corriente de hielo antártico, algo que se sospechaba pero que hasta ahora no se había podido comprobar.
El estudio proporciona información sobre los sedimentos bajo el hielo antártico, una parte inaccesible que hasta ahora no se ha explorado y que ayudará a los científicos a entender mejor cómo funciona el continente helado y cómo cambia en respuesta al clima.
Las corrientes de hielo son importantes porque canalizan alrededor del 90 % del hielo de la Antártida desde el interior hacia los márgenes, explica Chloe Gustafson, investigadora posdoctoral del Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California en San Diego.
Y las aguas subterráneas que hay bajo estas corrientes de hielo pueden afectar a su flujo y, por tanto, influir en el transporte del hielo fuera del continente antártico, matiza la investigadora.
Deep below the Antarctic ice sheet, scientists have discovered an unusually massive amount of water…on the deep end, almost enough to cover two stacked Empire State Buildings, explains lead author Lamont PhD/@Scripps_Ocean postdoc @h2chlobot. Via @CNN. https://t.co/eFax2es1Da
— LDEO (@LamontEarth) May 6, 2022
Método utilizado
Para hacer el estudio, los investigadores usaron un método geofísico electromagnético (EM) que utiliza las variaciones de los campos eléctricos y magnéticos de la Tierra para medir la resistividad del suelo (algo así como escanear al suelo para ver cómo se comporta al paso de las ondas).
Este estudio ha sido la primera vez en que se ha usado este método para buscar aguas subterráneas bajo una corriente de hielo glacial.
Gustafson y sus colegas recogieron datos de la corriente de hielo de Whillans, que tiene unos 800 metros de espesor y 100 kilómetros de ancho y alimenta la plataforma de hielo de Ross, la mayor del mundo. Esos datos complementaron la información anterior de zonas más profundas y superficiales.
Tras el éxito de esta técnica Gustafson cree que es hora de que la gente empiece a considerar el electromagnetismo como parte del conjunto de herramientas geofísicas estándar de la Antártida.
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Investigación
En una segunda parte de la investigación, las mediciones EM se complementaron con los datos de las imágenes sísmicas recogidas por Paul Winberry, de la Universidad Central de Washington, coautor del estudio.
Este análisis demostró que, según la ubicación, una gruesa capa de sedimentos se extiende por debajo de la base del hielo desde medio kilómetro hasta casi dos kilómetros antes de llegar al lecho rocoso.
También confirmaron que los sedimentos están cargados de agua líquida hasta el fondo. Según sus cálculos, si se extrajera toda, formaría un lago de entre 220 y 820 metros de profundidad.
El equipo solo tomó imágenes de una corriente de hielo, pero probablemente haya agua subterránea debajo de más corrientes de hielo antártico, apuntan.
Además, los autores creen que es posible que existan aguas subterráneas en condiciones similares en otros planetas o lunas que liberan calor de su interior y que están cubiertos de hielo.
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lc/ir