Madrid, 13 jun (EFE).- Cruzó fronteras para formarse en Estados Unidos como médica, investigadora y emprendedora, pero Gabriela Asturias nunca rompió el hilo que la ataba a Guatemala y devolver al país una parte de su formación y de su empeño por democratizar el acceso a la salud de todas las sociedades, por vulnerables que sean.
Gabriela Asturias ha sido reconocida en España con el Premio Internacional Princesa de Girona en la categoría de Investigación. Esta distinción se suma a un currículum que empezó a armarse en las universidades estadounidenses de Duke y Stanford, donde compagina en la actualidad su labor como doctora y la investigación.
También es donde ha impulsado iniciativas que brindan orientación sanitaria a millones de personas en Guatemala o plataformas de salud mental que conceden apoyo a millones de personas en Estados Unidos.
Citada como una de las mujeres más influyentes de centroamérica por la revista de tecnología más antigua del mundo -la del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)-. También por la revista Forbes o por Bloomberg, debido al liderazgo científico y a los innovadores proyectos que ha impulsado.
Gabriela Asturias explica, en una entrevista luego de que se conoció el fallo del Premio Princesa de Girona, sobre cómo trata de repercutir sobre las sociedades más necesitadas y vulnerables todo lo aprendido.
Ciencia inclusiva, educación, tecnología y salud
Asturias habla de ciencia inclusiva, educación, tecnología y salud como los cuatro pilares sobre los que se sustentan su labor profesional, su investigación y su emprendimiento.
Su objetivo es poner el acento después en la importancia de facilitar el acceso a una información científica y sanitaria de calidad. También destaca la importancia de empoderar a las mujeres y a las niñas, y de canalizar los avances médicos y tecnológicos en beneficio de todas las personas independientemente de dónde vivan o de su nivel de alfabetización.
Con ese fin impulsó la Fundación Desarrolla Guatemala para la Educación y la Salud (Fundagua), que en 2020, en plena pandemia, puso en marcha el proyecto ALMA para responder, mediante un sistema basado en inteligencia artificial, a las preguntas más comunes que las personas pudieran tener sobre el covid, para dar instrucciones y sencillas basadas en la evidencia científica, y para despejar las dudas o las reticencias que la gente pudiera tener ante la llegada de las primeras vacunas.
El proyecto evolucionó para brindar ahora información general sobre salud y ciencia o aportar información práctica sobre los servicios de salud disponibles en Guatemala, desde donde ya piensa en exportar esta tecnología a otros países. Este se complementa con un asistente virtual que se basa en la inteligencia artificial, con atención a través de redes sociales y centros de llamadas personalizadas con atención en español y en diferentes lenguas mayas.
Formada como neurocientífica y especializada en psiquiatría, Gabriela Asturias es además la directora científica de la plataforma ‘MiResource’, basada también en la inteligencia artificial y que trata de ayudar a millones de estadounidenses a encontrar el servicio de salud mental mas adecuado y cercano y que acompaña a sus usuarios a lo largo de todo su recorrido terapéutico.
La magia de combinar conocimiento y respaldo logístico
Sigo formándome y buscando la manera de retornar a mi país todo lo aprendido fuera, manifestó Asturias, quien incidió en la importancia de facilitar el acceso a una información de calidad y con claridad para que cualquier persona pueda tomar las decisiones más sensatas, y en la relevancia (la magia, lo llama) de combinar el conocimiento científico para despejar dudas, miedos o inseguridades con la información más práctica o logística que necesita cualquier persona.
Valoró además la posibilidad que tiene en la actualidad de trabajar en Estados Unidos con grupos de población muy vulnerables, con comunidades de inmigrantes o con personas que de otra manera no tienen acceso a sistemas de salud, así como la posibilidad, el privilegio, que tiene de rotar por clínicas que ofrecen tratamiento en español, lo que le permite reconectar con sus orígenes.
Me gustaría pensar que muchas de las cosas que estamos haciendo, aunque sean un granito de arena, están contribuyendo a hacer un poquito mejor este mundo, confesó Gabriela Asturias, y puso en valor la ayuda, la profesionalidad y la aportación de muchos profesionales de su país de origen y entre ellos de varias mujeres que están desarrollando su labor en el ámbito de la promoción de la salud pública y la ciencia y tejiendo una red que esperan consolidar y exportar a otros países latinoamericanos.
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