Ciudad de Guatemala, 13 oct (AGN).- Jesús Nazareno de Candelaria, Cristo Rey, ha tenido innumerables devotos. uno de ellos fue un genio de la literatura universal. Se trata del nobel de literatura Miguel Ángel Asturias.
Guatemalteco hasta los tuétanos, revelador, creador de figuras literarias, Asturias (1899-1974) escribió cuento, novela y otros géneros.
A los 50 años de su muerte y 125 de su natalicio, las letras universales y de Guatemala le rinden homenaje. Su legado perdura y perdurará, como su estilo único y particular de describir la realidad, esa realidad mágica que permanece.
Asturias ganó en 1967 el Premio Nobel de Literatura; además es reconocido como uno de los máximos exponentes del realismo mágico.
La devoción de Asturias por Jesús de Candelaria se plasmó en dos obras artísticas: el poema Jesús de Candelaria” que forma parte de la recopilación de sus poemas llamado Sien de alondra, publicado en 1949, y una túnica de factura española donada por Asturias al nazareno.
Acá reproducimos ese poema inmortal.
Jesús de Candelaria
Sombra de corazón de la amargura
a tu rostro que aviva pulso cárdeno,
lirio inclinado bajo el viento, pesa
la cruz del viento.
Tu rodilla sin fuerza es como cera
que se derrite al sol, se ve en la túnica,
lirio inclinado bajo el viento, pesa
la cruz del viento.
Del entrecejo, hendido por los juncos
de la tribulación, hasta los pómulos
se afila tu nariz de asfixia, falta
a tu lengua el aire.
Y la sal en granitos de tus dientes
es más sed en tu boca que abre tímida
ayuda tu alentar de nada, falta
a tu lengua aire.
Nube de acabamiento da a tus ojos
frío de muerte que reduce a tempano
tu mirar, y no miras, te derramas
agua de llanto.
La tortura va desmayando dentro
de ti palomas negras y tus tímpanos
reventados no oyen, te derramas
agua llanto.
Menguante de tu sien que medra y pugna
bajo el pelo lluvioso, con el pálpito
hundido, te busca y no te encuentra
en tus sentidos.
Flexible y anillada, tu palabra,
cintura en movimiento, como el cálamo
del cetro quedó rota y no te encuentra
en tus sentidos.
¡Gusano de escarlata el astro labio
de Dios y labio de los hombres! ¡Cáñamo
perfumado el que ahora suda gota
de moribundo!.
El cáliz del vacío no se aparta de tus fauces sedientas y el líquido
de tu sangre lo desborda, vino de moribundo.
La cadena encendida de las dalias
te ciñe en la penumbra de los parpados
a la desolación de la primera
horas de espinas.
Y en la llaga morena de tu aliento,
el espacio quemado de la anémona,
deja sitio a tu cuerpo en la postrera
horas de espinas.
El latón fino de tu pie en el suelo,
alianza sin sandalia con lo mínimo,
abre el camino de la cruz que ahora
es salvavidas.
Y la raíz en lucha de tus manos
retuerce como garfios sus diez pálidos
dedos asidos al madero que ahora
es salvavidas.
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— Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala (@McdGuate) June 7, 2024
Guatemala y el mundo te recuerdan y te recordarán Gran Moyas, porque tus letras geniales llenan espacios de tiempo y tiempos de espacio, espacio en el tiempo y tiempo en el espacio.
Y más en este hermoso poema, dedicado al Nazareno del barrio de Asturias, al Nazareno de Candelaria. Asturias vivió buena parte de su vida muy cerca del templo candelariano.
Así, la faceta de Asturias, recordada en este Año de Miguel Ángel Asturias (2024-25) renace en los versos dedicados a este hermoso Jesús “mecapalero”.
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