Ciudad de Guatemala, 26 oct (AGN).- El amanecer sobre la zona 5 tiene un sonido distinto. El bullicio del tráfico se mezcla con el eco lejano de un silbato, con el bote de un balón y el golpe rítmico de los entrenamientos que despiertan a la Ciudad Olímpica. Este lugar no solo es un conjunto de canchas o edificios deportivos: es el epicentro del espíritu atlético guatemalteco. Desde sus inicios en 1950, ha sido testigo de triunfos, derrotas y miles de historias que construyen la identidad de nuestro deporte, que ahora está a las puertas de escribir un nuevo capítulo con los Juegos Centroamericanos 2025.
En el marco de los Juegos, este espacio recobra su papel protagónico. Setenta y cinco años después de su creación, la Ciudad Olímpica vuelve a ser el punto de encuentro de toda una región. Aquí donde la historia empezó, el país vuelve a recibir la llama del olimpismo con un mensaje que va más allá de la competencia: volver al origen, a ese lugar donde el esfuerzo, la disciplina y el orgullo nacional se encuentran.

El génesis del deporte nacional
La Ciudad Olímpica nació de una visión. En 1947, bajo el gobierno de Juan José Arévalo Bermejo, Guatemala emprendió una de las obras más ambiciosas de su historia: transformar el barranco conocido como La Barranquilla, un antiguo vertedero, en el corazón deportivo del país. Tres años después, el 23 de febrero de 1950, se inauguraba oficialmente, días después recibía los Sextos Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Más de mil trabajadores participaron en la construcción de las instalaciones que, con el paso del tiempo, se convertirían en el escenario de innumerables justas deportivas. Con un costo de 3 millones de quetzales (una cifra monumental para la época), la Ciudad Olímpica se consolidó como símbolo de progreso y modernidad, pero, sobre todo, como la casa del atleta guatemalteco.
El corazón que nunca dejó de latir
A pesar de los años, su esencia permanece intacta. La Ciudad Olímpica sigue siendo el centro neurálgico del deporte federado. En sus instalaciones se encuentran el Estadio Nacional Doroteo Guamuch Flores, la Piscina Olímpica, el Palacio de los Deportes y decenas de federaciones que forman a los atletas que hoy representan al país en competencias internacionales.
Cada rincón respira historia. Aquí entrenaron leyendas, se forjaron medallistas y se escribieron páginas imborrables para el deporte guatemalteco. Es un espacio donde la juventud se encuentra con el pasado, y donde el sacrificio diario se transforma en orgullo nacional. En este 2025, esa energía renace para recibir a los mejores atletas del istmo, reafirmando su lugar como el corazón deportivo de Guatemala.
El escenario del reencuentro centroamericano
Los Juegos Centroamericanos Guatemala 2025 devolverán a la Ciudad de los Deportes su brillo de antaño. Renovada, ordenada y con una nueva vida, esta zona será una de las sedes principales de la competencia.
Aquí se desarrollarán pruebas de alto nivel, y a su alrededor se respirará la misma emoción que hace más de siete décadas marcó el inicio del olimpismo guatemalteco.
El Palacio de los Deportes se viste de gala como símbolo del esfuerzo y la unión regional. En el Estadio Doroteo Guamuch Flores, miles de voces volverán a reunirse para alentar a sus selecciones, mientras el fuego centroamericano ilumina los mismos muros que vieron nacer el sueño deportivo del país.
Donde el pasado inspira al futuro
En el costado de la Ciudad Olímpica, un espacio guarda la memoria de todo lo vivido: el Museo del Deporte. Entre trofeos, medallas y fotografías, se revive el legado de generaciones de atletas que forjaron la identidad deportiva nacional. Este recinto no es un simple archivo de recuerdos, sino una fuente de inspiración para quienes siguen su camino.
El museo, junto a las instalaciones restauradas, recuerda que el deporte guatemalteco no se construyó solo con victorias, sino también con sacrificio, disciplina y sueños compartidos. En cada objeto exhibido, en cada rostro que sonríe desde una foto antigua, hay una historia de superación que alimenta la nueva era que está por comenzar.
Una llama que vuelve a encenderse
La Ciudad Olímpica no solo es historia, es presente y futuro. Los Juegos Centroamericanos traerán consigo la oportunidad de mostrar al mundo la capacidad de Guatemala para organizar, competir y soñar. Pero, sobre todo, devolverán la mirada hacia el lugar donde empezó todo.
Entre el eco de los pasos de los atletas y el viento que corre sobre el estadio, este espacio vuelve a recordarnos que el deporte es más que competencia: es identidad, es unión, es esperanza.
Aquí, donde se encendió por primera vez el fuego del olimpismo guatemalteco, vuelve a encenderse una llama que ilumina el orgullo de toda una nación.
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