Ciudad de Guatemala, 17 dic (AGN).- Parece que fue ayer aquel 18 de diciembre de 2022, cuando Argentina y Lionel Messi tocaron la gloria eterna en el Lusail Stadium al derrotar a Francia en una final que para muchos es la mejor en la historia de las Copas del Mundo.
La mañana de ese 18 de diciembre quedó marcada para siempre. Por primera vez un Mundial se disputó a finales de año, fue el último con 32 selecciones y, dos décadas después, la Copa del Mundo regresó al continente asiático.
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El contexto mundial era totalmente distinto. La población venía de una pandemia que no solo privó a millones de personas de estar con sus seres queridos, sino también de disfrutar del deporte rey, ese que une, sana y devuelve la esperanza.
La Argentina de Lionel Messi llegaba fortalecida. Venía de dar el golpe en la final de la Copa América 2021 en el Maracaná ante Brasil, rompiendo una sequía histórica y regalándole a Messi su primera gran conquista con la albiceleste.
A eso se sumó la Finalissima ante Italia, disputada meses antes del Mundial, que terminó de consolidar la ilusión. Todo parecía escrito para que la albiceleste se consagrara campeona, aunque el sueño estuvo a punto de desmoronarse en el inicio.
En la madrugada del 22 de noviembre, Argentina cayó ante Arabia Saudita, un golpe inesperado que sacudió al mundo y puso en duda todo. Las victorias ante México y Polonia fueron un tanque de oxígeno para un grupo que se negaba a dejar de creer.
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En los duelos directos, los de Scaloni dejaron en el camino a Australia, superaron a Países Bajos en la inolvidable batalla del Lusail, aplastaron a Croacia y se citaron con Francia en la gran final. Un cuadro galo que vio escapar la posibilidad del bicampeonato mundial. Hasta el minuto 80, Argentina ganaba 2-0 gracias a los goles de Messi al 23 y Di María al 36, y el mundo albiceleste ya comenzaba a soñar.
Pero Kylian Mbappé decidió escribir su propia historia. En dos minutos, al 80 y 81, sacó su mejor versión y devolvió a Francia a la vida. Los tiempos extra parecían obra del mejor guionista.
Messi volvió a aparecer al 109 para poner el 3-2, y cuando la copa parecía tener dueño, Mbappé igualó nuevamente al 118.
En los penales Argentina no falló. El destino terminó de inclinar la balanza, el país volvió a tocar el cielo y Lionel Messi se consagró, para siempre, como el mejor de todos los tiempos.
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