Quetzaltenango, 20 feb (AGN).- El mensaje de la médica Sandra Díaz es claro: el secreto de una buena atención no está solo en los tratamientos, sino en la mística con la que se sirve a los demás. Y esa mística la ha llevado durante 40 años al servicio de la salud en comunidades de Quetzaltenango.
Díaz ha dejado una huella imborrable en cada comunidad quetzalteca a la cual ha servido como salubrista. En sus 40 años de trayectoria, su vocación de servicio la acompaña para servir en forma profesional y con humanismo al prójimo.
Tras su formación académica, dejó su natal Quetzaltenango y en mayo de 1984 inició su camino en la salud pública. San Pedro Yepocapa, Chimaltenango, le abrió las puertas. Su primer salario fue de 369 quetzales mensuales.
Retorno
Un año después regresó a tierras quetzaltecas. Su misión continuó en El Palmar, pasando por San Juan Ostuncalco, Cajolá, Zunil, Olintepeque y, desde 2018, en el Centro de Salud de San Mateo.
Los años 1990 los tiene muy marcados por la epidemia del cólera que azotó a varias comunidades de San Juan Ostuncalco y Cajolá.
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— Ministerio de Salud Pública (@MinSaludGuate) February 19, 2025
Al respecto, expresa:
Me tocaba ir en motocicleta para ver a pacientes a sus domicilios.
Otro acontecimiento que le impactó fue vivir la devastación del río Nimá y el volcán Santiaguito. Las inundaciones afectaron comunidades de El Palmar, a donde tuvo que acudir para atender a la población que lo requería.
Hoy, con dos hijos abogados y cuatro nietos, sigue en la primera línea de atención, con la misma pasión de siempre. Su mensaje es claro: la salud es confianza, es humanidad.
La doctora Sandra Díaz ha dejado una huella imborrable en cada comunidad quetzalteca a la cual ha servido. En sus 40 años de trayectoria, su conexión con la salud rural ha sido significativa.
A sus compañeros salubristas siempre les recuerda que el secreto de una buena atención no está solo en los tratamientos, sino en la mística con la que se sirve a los demás.
Con ejemplos como el de Díaz, la cartera de Salud demuestra que el eje principal de la atención médica es la generación de confianza. Más allá del plano profesional también es importante ver en los pacientes la figura viva del prójimo.
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