Ciudad de Guatemala, 9 jun. (AGN). Discurso del señor presidente Bernardo Arévalo durante la declaración del Año de Miguel Ángel Asturias:
PRESIDENTE BERNARDO ARÉVALO. DISCURSO CON MOTIVO DE LA INAUGURACIÓN DEL AÑO DE MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS (2024-2025)
PATIO DE LA PAZ, PALACIO NACIONAL DE LA CULTURA, 9 DE JUNIO DE 2024.
Señora vicepresidenta;
señora ministra de Cultura;
Miguel Ángel Sandino; familia Asturias;
compañeros del Gabinete;
señores y señoras;
señora premio nobel de la paz, nuestra segunda
premio nobel, doctora doña Rigoberta Menchú.
Muy lejos de aquí, en un cementerio de París, entre las lápidas de Frederic Chopin, de Jim Morrison y de Oscar Wilde, se alza una réplica de la estela 14, del sitio arqueológico El Ceibal.
Lejos de su original, que está a las orillas del río La Pasión, al sur del Petén, esta estela marca el lugar donde yace uno de los hijos más grandes de nuestra Guatemala: Miguel Ángel Asturias.
Hablar de Asturias es hablar de nuestra historia, una historia vivida en carne propia, en la lucha estudiantil contra el dictador, en el servicio público, en la participación política activa y en el injusto y cruel exilio, pero también en la historia impresa, en una obra literaria que se entrelaza de genial narrativa que es, al mismo tiempo real y al mismo tiempo mágica, una verdadera Clarivigilia primaveral para robar el título de uno de sus poemas.
Las naciones y la identidad de las naciones se construyen a través de su historia, en algunos casos a través de las guerras, del conflicto, de las dictaduras y de hombres que, como decía Miguel Ángel, lo tenían todo, todo, todo.
Pero también se fijan a través de la cultura, del arte, de las historias que contamos y que nos cuentan. La identidad de Guatemala se ha ido armando de verso y de prosa, de cuentos y leyendas, de los sonidos, olores, sabores y texturas que describen lugares que conocemos, calles y veredas en las que caminaron nuestros abuelos y en las que caminamos nosotros hoy, descritas, inmortalizadas en poemas, en cuentos o en novelas.
Eso hizo Miguel Ángel Asturias, nuestro Asturias, el Gran Moyas
Nos llevaba tan adentro en su espíritu, en su alma, que en su poema Autoquiromancia, nos habla del mapa que ve en sus manos y dice:
Sube la línea de mi vida
con trazo igual a tus volcanes
y luego baja como línea
de corazón hasta mis dedos.
Mis manos son tu superficie,
la estampa viva de tu tacto.
Mapa con montes, montes, montes,
los llamaré Cuchumatanes,
como esas cumbres que el zafiro
del Mar del Sur ve de turquesa.
Asturias es más que un gran guatemalteco, es un artesano de nuestra identidad.
Si bien sus novelas, sus versos tocan mentes y los corazones de forma universal, solo los guatemaltecos y guatemaltecas, de forma exclusiva podemos reconocernos en su literatura: sus deslumbrantes escenarios urbanos y agrestes, en sus personajes intrincados, en la magia de su palabra. En ese sentido, somos nosotros privilegiados de esa única lectura.
Durante su exilio, Asturias fue despojado de su nacionalidad, del derecho inalienable a llamarse guatemalteco. En algo que parece un acto de justicia abrumadora terminó produciendo literatura, sin embargo, que nos define como nación.
Este año se cumplen 125 años del nacimiento de Miguel Ángel Asturias y también conmemoramos 50 años de su partida. La Guatemala de hoy no es la misma que la de ese momento.
Aunque la vida lejos de Guatemala por causas injustas sigue siendo una realidad para muchos de nuestros hermanos y hermanas, hoy nadie se atreve a negarle su identidad.
Les puedo asegurar que hoy existe un ánimo en la sociedad guatemalteca de conocerse más profundamente, de reflexionar sobre sí misma a través del arte y la cultura.
Nosotros, como Gobierno de la República, debemos responder a esta sed de conocimiento e identidad y este es un momento propicio para hacerlo.
Por eso, hoy hemos declarado e inaugurado el año de Miguel Ángel Asturias.
Durante los próximos 12 meses, el Ministerio de Cultura y Deportes liderará una serie de actividades y programas culturales destinados a que el legado de Asturias pueda ser vivido por más guatemaltecos y guatemaltecas de todas las generaciones, en todo el país.
Celebrar el legado de Asturias es celebrar a Guatemala, es reconocer que podemos darle al mundo cosas muy grandes, cosas trascendentales, nosotros, este pequeño país.
Con mucha gratitud, además, le decimos a la familia Asturias: Gracias por haber permitido que Miguel Ángel regrese a casa.
Es un gracias, es una gratitud, no solo en nombre del Gobierno de la República, es en nombre de la nación guatemalteca.
Vendrá desde Pére Lachaise, donde yace en París, hasta Guatemala, para que pueda finalmente volver al seno de la nación que ayudó a construir, a la patria que un día le fue negada, a la que llevaba en la palma de su mano.
A poner su sien junto a las luciérnagas, a reposar en la tierra volcánica que describió en sus relatos, a descansar entre hombres y mujeres de maíz.
Para Guatemala, será un honor recibirle y darle la bienvenida a Miguel Ángel de regreso a su casa.
Muchas gracias.
Para descargar el discurso completo haga clic acá: Discurso-Miguel-Angel-Asturias
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