Ciudad de Guatemala, 14 dic. (AGN).- En el panorama migratorio de Guatemala, Chiquimula y Jutiapa destacan como dos de los departamentos con mayor índice de expulsión de personas, según el índice de Movilidad Humana en Guatemala (IAMG). Este es un panorama que involucra a muchos migrantes.
Chiquimula, además de ser el principal punto de partida de migrantes, también funciona como receptor de latinoamericanos en tránsito, algunos de los cuales deciden establecerse allí.
El informe del IAMG señala que, de los 340 municipios del país, 10 tienen una actividad migratoria muy alta y 25 alta, concentrados principalmente en Huehuetenango, Quetzaltenango, San Marcos y Chiquimula. En el oriente, Chiquimula y Jutiapa cuentan con cuatro municipios cada uno dentro de estas categorías, reflejando una expansión de la migración por las fronteras orientales, en contraste con las tendencias históricas del occidente del país.
En total, más de un millón de personas habitan en municipios con alta actividad migratoria, esto equivale al 6 % de la población nacional. La mayoría de estas comunidades son rurales, con un 76.9 % de sus habitantes viviendo en zonas alejadas de centros urbanos.
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Desafíos socioeconómicos y educativos
La migración en estas áreas está vinculada a bajos niveles de desarrollo humano. Los municipios con mayor actividad migratoria tienen un Índice de Desarrollo Humano (IDH) promedio de 0.60, significativamente menor que el promedio nacional. Además, enfrentan una crisis educativa: el 28.8 % de la población mayor de 4 años nunca ha asistido a la escuela, y solo el 15 % ha completado la educación básica y diversificada.
El acceso limitado a oportunidades laborales también es evidente. Solo el 39.4 % de la población es económicamente activa, y apenas el 16.1 % de las mujeres tienen un empleo remunerado.
Muchas mujeres se dedican a la economía de cuidados y actividades no remuneradas, lo que subraya una brecha significativa en igualdad de género y oportunidades.
Factores impulsores de la migración
Las causas de la migración en estas regiones incluyen falta de empleo, acceso limitado a servicios de educación y salud e inseguridad. Además, el cambio climático afecta gravemente la agricultura, principal fuente de ingresos en estas comunidades, lo que incrementa la vulnerabilidad alimentaria y estimula la emigración.
En respuesta a este fenómeno, se han implementado programas como el Plan Trifinio, una iniciativa conjunta entre Guatemala, Honduras y El Salvador. Este proyecto abarca 15 municipios fronterizos y busca promover el desarrollo social y económico, con enfoque en la juventud, pueblos indígenas y género, así como en la adaptación al cambio climático.
En Jutiapa, se está evaluando la implementación de Ciudad Mujer, un programa inspirado en El Salvador que ofrece servicios integrales a las mujeres en áreas como salud sexual, educación y autonomía económica.
Este modelo podría replicarse en los municipios del Plan Trifinio para abordar las necesidades específicas de las mujeres, quienes a menudo lideran sus hogares en estas comunidades.
Aunque las remesas enviadas por migrantes mejoran la calidad de vida de las familias, el 43.8 % se destina a consumo, dejando poco margen para inversiones en educación o salud. El reto para Guatemala es transformar estas dinámicas migratorias en oportunidades de desarrollo sostenible y equitativo para las comunidades más afectadas.
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lr/ir