Ciudad de Guatemala, 12 jun (AGN).- Alberto Vollmer, fundador del Proyecto Alcatraz, compartió su experiencia durante el Segundo Congreso de Seguridad Penitenciaria, destacando la importancia de una visión innovadora para enfrentar la violencia en Venezuela. El proyecto surgió luego de un ataque armado que afectó su hacienda Santa Teresa en ese país, lo que lo llevó a replantear su enfoque hacia la criminalidad y la rehabilitación de los delincuentes.
Vollmer recordó una madrugada cuando su jefe de seguridad, Jimmy Pérez, le informó que 500 familias habían invadido parte de su hacienda. La invasión estaba liderada por un exmilitar que había participado en el golpe de Estado de 1992. A pesar de contactar a diversas autoridades, la respuesta fue desalentadora: “Date por invadido”. Ante la inacción gubernamental, Vollmer decidió confrontar a los invasores directamente.
En el terreno de la hacienda, Vollmer se encontró con el líder de la invasión, rodeado por miles de personas. Tras una tensa conversación, el líder le dijo: “Camarada, este país cambió”.
Vollmer respondió con una propuesta inesperada, está bien, tú invades la tierra, yo te voy a invadir el cerebro.
Esta frase marcó el inicio de un proceso de negociación que resultó en un acuerdo para urbanizar el área ocupada, involucrando a los invasores, la gobernación y empresas privadas.
Inicia el tercer día del Congreso Regional Penitenciario, donde se realizarán las últimas conferencias y los diferentes países darán a conocer el funcionamiento del Sistema Penitenciario pic.twitter.com/FBCMvpaklW
— Lincy Rodriguez (@LincyRodriguezg) June 12, 2024
Nacimiento del Proyecto Alcatraz
La filosofía de Vollmer se centró en “invadir cerebros” en lugar de enfrentarse violentamente. Su enfoque defensivo se transformó en una estrategia ofensiva para infiltrar y transformar comunidades controladas por bandas.
La tasa de homicidios en su municipio era alarmante, y Vollmer sabía que debía actuar de manera distinta. Cuando tres miembros de una pandilla se infiltraron en su hacienda y atacaron a un inspector de seguridad, Vollmer decidió confrontar el problema de raíz.
Vollmer ofreció a los pandilleros dos opciones: trabajar durante tres meses sin remuneración, con techo y comida, siguiendo estrictas reglas, o enfrentarse a la justicia. Eligieron trabajar. Este fue el comienzo del Proyecto Alcatraz, que buscaba rehabilitar a delincuentes a través del trabajo, la disciplina y el deporte, especialmente el rugby.
Rugby: Deporte de bestias jugado por caballeros
El rugby se convirtió en una herramienta clave en el proyecto. Vollmer, exjugador de rugby, introdujo el deporte para inculcar valores como la responsabilidad, la disciplina y el trabajo en equipo. A pesar de las advertencias de que no podría rehabilitar a psicópatas, Vollmer persistió. La primera banda en el proyecto mostró resultados prometedores, lo que motivó a Vollmer a expandir su alcance.
Uno de los momentos más desafiantes fue reclutar a la temida banda del Cementerio, conocida por su violencia extrema. Vollmer y Jimmy subieron al barrio, sabiendo que podrían ser asesinados. Sin embargo, lograron reclutar a la banda y comenzar su proceso de rehabilitación. Vollmer enfrentó una nueva crisis cuando se dio cuenta de que, al finalizar el programa, los participantes temían por su vida debido a las rivalidades entre bandas.
Para resolver el conflicto, Vollmer organizó una reunión entre las dos bandas rivales en un pequeño cuarto. Tras un tenso silencio, las emociones estallaron y los antiguos enemigos terminaron abrazándose y llorando. Esta reconciliación inesperada se convirtió en un testimonio del poder transformador del Proyecto Alcatraz. La noticia se extendió rápidamente, y otras bandas y cárceles comenzaron a solicitar su inclusión en el programa.
Expansión del proyecto
La rehabilitación de la banda del Cementerio fue un hito, pero Vollmer sabía que el desafío continuaba. El Proyecto Alcatraz comenzó a recibir solicitudes de diversas cárceles y bandas en todo el país. En una ocasión, reclutaron a la banda más buscada por el Ministerio del Interior, lo que les permitió demostrar su método de rehabilitación incluso con los delincuentes más peligrosos.
El Proyecto Alcatraz ha demostrado que, con una estrategia innovadora y un enfoque humanitario, es posible transformar vidas y reducir la violencia. Alberto Vollmer ha creado un modelo que desafía las convenciones tradicionales de seguridad y rehabilitación, mostrando que incluso los más endurecidos delincuentes pueden cambiar cuando se les brinda una oportunidad y se trabaja con ellos desde una perspectiva de respeto y disciplina.
El impacto del Proyecto Alcatraz ha sido significativo, no solo en la vida de los participantes, sino también en las comunidades y el sistema penitenciario de Venezuela. Vollmer sigue promoviendo su visión de transformación y espera que su experiencia inspire a otros a buscar soluciones creativas y humanitarias para enfrentar la violencia y la criminalidad en sus propios contextos.
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