Madrid, 6 jun (EFE).- La ancestralidad maya, el valor de la naturaleza y las consecuencias indeseadas del progreso son las claves de la obra del artista guatemalteco Manuel Chavajay, que este jueves presenta en la galería Pedro Cera de Madrid su exposición ‘La Madre Tierra habla’.
La muestra reflexiona acerca de las formas en que las personas se relacionan con la tierra, que el artista entiende como una entidad con voz propia que habla a través de las tradiciones, costumbres y luchas de los pueblos indígenas que la habitan.
Esta concepción está íntimamente relacionada con la cosmogonía maya, más concretamente con la cosmovisión de los tz’utujil, una de las 22 comunidades mayas asentadas en Guatemala y de la que Chavajay (San Pedro La Laguna, 1982) forma parte.
El artista guatemalteco explica:
En nuestro idioma la palabra arte no existe. Lo que más se le acerca es el término q’omaneel, que alude a las personas que trabajan con su propia energía, que sanan.
La sanación es precisamente el hilo que conecta la docena de piezas que conforman la exposición, que destaca por su variedad de formatos, con videos, pintura y fotografía, y materiales, como lienzo y papel.
Una colorida lona circular, alusiva del calendario maya, manchada por aceite quemado de motores recuperado del lago de Atitlán, o un video en el que un neón montado en un cayuco anuncia, en lengua tz’utujil y sobre la superficie del agua, que la lluvia es inminente son algunas de las obras.
Estas instalaciones ponen a la tradición y la modernidad frente al espejo y son una invitación, indica Chavajay, a pensar en el tipo de huellas que estamos dejando en la naturaleza.
Turismo de masas y contaminación
En los últimos años, el entorno del Lago de Atitlán, el hogar de los tz’utujiles, se está viendo cada vez más afectado por la masificación turística.
Los residuos generados por los complejos turísticos, que Chavajay denuncia son cada vez más numerosos, terminan a menudo en las aguas de la comunidad.
Acerca de este problema, Chavajay asegura:
Durante el período de lluvias, los ríos se llenan de agua en su nacimiento. Cuando desembocan en el lago, traen consigo toda la basura que se acumula en la montaña. El volumen de residuos es tan grande que parece que los vomitan.
La construcción de hoteles y apartamentos ha aumentado especialmente en la orilla del lago, un terreno empleado tradicionalmente por los tz’utujiles para la agricultura pero que, con la masificación del turismo, sufre de la degradación del medio natural.
Nosotros que nacimos y crecimos en el agua, no estamos acostumbrados a utilizar bloqueador -crema solar-. Pero el turismo que llega sí y cuando se mete en el lago, lo contamina”, apunta el artista, que con su trabajo busca reflejar el legado y los desafíos de su comunidad. EFE
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