Madrid, 21 abr (EFE).- Desde China a España, pasando por México, el mantón de Manila recorrió miles de kilómetros en el legendario Galeón de Manila para convertirse en un símbolo de poder que llega hasta nuestros días, dice la colombiana Verónica Durán, autora del libro La ruta del mantón de Manila.
Durán, experta y coleccionista de esa prenda, explica:
Este libro reflexiona y expresa el feliz entendimiento entre Asia, Hispanoamérica y España, territorios hermanados en un bordado único con un carácter excepcional.
Procedente del mercado de la seda de Macao y a través del gran puerto de las Filipinas, el mantón chinés vino a echar amarras a España, previa parada en México, dice Durán. Además, cuenta que el mantón de Manila se ha convertido en seña de identidad de la cultura de España.
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Impacto del mantón de Manila
A su paso por todos estos lugares, el mantón de Manila ha dejado una impronta brutal, añade la estudiosa, que recuerda que fueron las mexicanas las primeras en enamorarse de estas sedas bordadas minuciosamente. Algunas contaban con incrustaciones de nácar, que encargaban a China, según sus gustos en colores y patrones.
Asimismo, la artesanía local mexicana cayó rendida ante el refinamiento chino, con bordados de animales mitológicos, flores fabulosas o escenas palaciegas que mostraban un nuevo mundo. Impactó en todas las artesanías mexicanas, entre ellas, en los huipiles de Puebla o Oaxaca.
También ha dejado su sello en Guatemala y Perú, añade Durán. En tierras peruanas hay todo un mito sobre las tapadas de Lima. Durante el virreinato del Perú, algunas mujeres limeñas se cubrían con rebozos, mantos, chales, mantillas y mantones de Manila.
Sobre ello, Durán explica:
Jugaban con el mantón y dejaban ver solo uno de sus ojos para coquetear. Lo utilizaban con picardía para hacer cosas que normalmente no podían hacer por su condición social. Su uso fue prohibido por considerarse un acto de rebeldía.
En este libro, la autora presenta nuevas hipótesis sobre el mantón de Manila, entre ellas, que los judíos expulsados de España en 1492 que emigraron a Marruecos llevaron consigo las antiguas costumbres y tradiciones que desarrollaron en España.
Cabe suponer que algunas mujeres sefarditas siguieron la moda de España en la distancia, añadiendo al traje de berberisca el mantón de Manila, dice Durán mientras señala fotos en las que parecen estas mujeres engalanadas con esta pieza de origen chino.
Signo de la cultura española
En España, el mantón de Manila es protagonista en las artes escénicas, por ejemplo en el flamenco o la zarzuela, como demuestra la obra La verbena de la Paloma, en la que se canta: ¿Dónde vas con mantón de Manila? ¿Dónde vas con vestido chiné?
También está muy presente en la indumentaria tradicional como es el traje de chulapa o el de flamenca y en las festividades locales, bien en balcones, ferias, procesiones, verbenas o carnavales, así como en las corridas de toros, en donde aún hoy se siguen colgando sobre los tendidos.
El mantón ha sido inmortalizado por pintores españoles, mexicanos o filipinos, entre ellos, Joaquín Sorolla, Anglada Camarasa, Ramón Casas, Cabral Bejarano, Romero de Torres, Saturnino Herrán, Juan Luna o Ignacio Zuloaga.
A través de los siglos, esta prensa ha evolucionado. Ha cambiado su tamaño, tipo de seda y, además se le han añadido los flecos, una aportación española, recuerda Durán. Además, asegura que es posible fechar un mantón por sus diseños, pero es imposible saber exactamente cuándo y dónde se bordó.
Asimismo, destaca que hay distintos estilos de mantones de Manila:
La estudiosa Caroline Stone los cataloga por años, pero yo prefiero por estilos, bien por los bordados de cestos florales o los de vistosas flores, lucidos por las cigarreras. La más famosa, la protagonista de la ópera Carmen, la de Merimée.
La pasión por estas piezas también ha llevado a Durán a montar, en colaboración con la región de Madrid, una exposición en Casa de América que se inaugurará el 29 de abril, además de replicar sus propios mantones en tamaño pañuelo que comercializa con su firma Silkrut. EFE
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