Por Isaac Ramírez
Ciudad de Guatemala, 25 dic (AGN).- La celebración de la Navidad, el 25 de diciembre, es una adaptación cristiana establecida en los siglos III y IV. Dicha fiesta romana coincidía con el solsticio de invierno, la noche más larga del año, el 21 de diciembre.
Autoridades religiosas guatemaltecas señalan que la representación de la Natividad (de allí proviene Navidad) data del año 1000, y que los primeros nacimientos vivos, es decir, con personas en lugar de figuras hechas de madera, se documentaron hacia 1223, en la Italia medieval.
En medio de esta celebración se encuentra la figura de San Francisco de Asís, quien en el siglo XIII representó por primera vez el nacimiento de Cristo con elementos vivos.
San Francisco dio continuidad con la celebración de la misa nocturna y la instalación del primer pesebre del que se tiene conocimiento histórico.
Él colocó heno en un ángulo rocoso; a ambos lados, un buey y un asno vivos, y el centro, a un niño recién nacido.
Según relatos medievales, en el momento de colocar al bebé en el pesebre, Cristo se reveló físicamente en brazos de Francisco.
Tradición heredada
Durante la Colonia, la congregación franciscana introdujo por medio del Hermano Pedro la devoción de los nacimientos, lo cual dio un toque especial a las celebraciones guatemaltecas.
Para institucionalizar la fe, tras los primeros años de Conquista en el país y reforzar la festividad de la pascua de Navidad, según el cronista Antonio de Remesal, cuando ya estaba asentada la ciudad en el Valle de Almolonga, hoy Ciudad Vieja, el cabildo emite un decreto en 1533: De aquí adelante ningún vecino está fuera de esta dicha ciudad las Pascuas del año, so pena de 10 pesos de oro (…), ya que demasiada gente se iba a los pueblos en esas fechas.
De ese modo, a partir del siglo XVI los españoles introducen en América la tradición del nacimiento, con especial énfasis en la Capitanía General del Reino de Guatemala.
Fusión cultural
Relatos como el de Antonio de Remesal y otros cronistas aseveran que en Guatemala los nacimientos fueron enriquecidos con elementos tradicionales prehispánicos, como la manzanilla, hojas de pacaya y plantas epifitas.
No cabe duda de que estos elementos naturales, incluidos el musgo y el pashte, aportan a los nacimientos un aspecto muy singular desde la Colonia.
Otros relatos, como los del fraile dominico Tomás Gage, de principios del siglo XVII, describen los nacimientos tal y como se confeccionan en la actualidad.
También hay referencias al respecto en la obra Cuadros de costumbres, de José Milla y Vidaurre.
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