Redacción ciencia, 14 oct (EFE).- Alrededor de 5 mil 300 millones de teléfonos móviles y teléfonos inteligentes dejarán de usarse este año. No obstante, pese a estar fabricados con valiosos materiales, solo una mínima parte se reciclará, el resto acabará en contenedores, incinerado con la basura, o soterrado en un cajón.
No parecen mucho pero, apilados, con esos 5 mil 300 millones de aparatos se podría construir una torre de 50 mil kilómetros, 120 veces más allá de la Estación Espacial Internacional, y una octava parte del camino a la luna.
Y es que, a pesar de contener oro, cobre, plata, paladio y otros componentes reciclables, sorprendentemente, los teléfonos móviles son unos de los componentes electrónicos más acaparados por los consumidores.
“Use of digital health devices is predicted to increase rapidly over the next 5 years with expected annual global growth rates of almost 20% by 2027”
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— WEEE Forum (@ForumWeee) October 13, 2022
Reciclaje
Para averiguar por qué los hogares y las empresas no reciclan ni reparan los aparatos electrónicos y eléctricos en desuso (RAEE), el WEEE Forum, el consorcio que agrupa a las empresas que gestionan su reciclaje, llevó a cabo una encuesta. Los resultados los ha respaldado el Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación (Unitar).
Los resultados de la encuesta se difundieron esta semana, en el marco del Día Internacional de los Residuos Electrónicos. Este se conmemora el 14 de octubre.
Las encuestas se hicieron entre junio y septiembre de 2022 en 8 mil 775 hogares de la Unión Europea y Reino Unido. Se estima que cada hogar acumula una media de 74 productos electrónicos como teléfonos, tabletas, ordenadores portátiles, herramientas eléctricas, secadores de pelo, tostadoras y otros aparatos. De esos 74 productos, 13 se guardan (9 funcionan pero no se usan, y 4 están rotos).
Resultados de encuesta
Por cantidad, los cinco productos RAEE que más se acaparan en Europa son los pequeños aparatos electrónicos de consumo como auriculares, mandos a distancia. Le siguen los equipos domésticos (relojes, planchas), los equipos informáticos (discos duros, routers, teclados o ratones), los móviles y teléfonos inteligentes, y los electrodomésticos de cocina (tostadoras, parrillas).
Por países, los más acumuladores son Italia (29 %), Países Bajos (17 %), el Reino Unido (14 %), Eslovenia (12 %), Rumania (9 %), Portugal (8 %), Líbano (4 %).
En cuanto a los motivos, los europeos acumulan RAEE porque piensan que podrían volver a utilizarlos en el futuro, para venderlos o regalarlos, por su valor sentimental, porque podrían tener valor en el futuro, porque no saben cómo reciclarlos, por falta de tiempo o porque prevén usarlo en una segunda residencia, o porque contiene datos sensibles.
Lo peor es que estos aparatos contienen recursos importantes que podrían reutilizarse en nuevos dispositivos electrónicos: turbinas eólicas, baterías de coches eléctricos o paneles solares. Estos son cruciales para la transición ecológica y digital hacia sociedades con bajas emisiones de carbono.
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