Ciudad de Guatemala, 13 jun (AGN).- Wilkinson Arrieta, destacado como uno de los mejores rugbistas emergentes de Latinoamérica y miembro de Alcatraz Rugby Club, se presentó en el Segundo Congreso Regional Penitenciario, que desarrolla su tercera y última jornada en Guatemala.
Arrieta, ahora entrenador de jóvenes, ha dedicado su vida a brindar oportunidades a otros, una misión inspirada en su propia transformación a través del Proyecto Alcatraz, fundado por Alberto Vollmer.
El rugby, introducido por Vollmer, un exjugador de ese deporte, se convirtió en una herramienta para el Proyecto Alcatraz. Vollmer vio en el rugby una forma de inculcar valores como la responsabilidad, la disciplina y el trabajo en equipo.
Inicia el tercer día del Congreso Regional Penitenciario, donde se realizarán las últimas conferencias y los diferentes países darán a conocer el funcionamiento del Sistema Penitenciario pic.twitter.com/FBCMvpaklW
— Lincy Rodriguez (@LincyRodriguezg) June 12, 2024
La misión del Proyecto Alcatraz
El objetivo principal del Proyecto Alcatraz es transformar el liderazgo violento de los jóvenes delincuentes en un programa de liderazgo comunitario virtuoso, bajo el amparo de la Fundación Santa Teresa. El proyecto ha llevado a sus participantes por el mundo, compartiendo sus historias como embajadores de la marca Santa Teresa. Wilkinson Arrieta, por ejemplo, no solo es un jugador destacado, sino también capitán de la selección nacional de rugby de Venezuela.
Arrieta relató su infancia en el peligroso municipio de Revenga, donde la violencia y el tráfico de drogas eran parte del día a día.
El deportista y joven altruista recordó:
A la edad de siete años, veía cómo se empaquetaba la droga y cómo se vendía.
Este entorno formó su percepción del mundo y de las armas desde una edad temprana. Sin embargo, su vida tomó un giro inesperado cuando el Proyecto Alcatraz comenzó a reclutar niños de los barrios para ofrecerles un futuro mejor.
Atacando la raíz del problema
Los líderes de las bandas locales, como Darwin, entendieron que para romper el ciclo de violencia debían atacar la raíz del problema: la educación y el entorno de los niños. Llevar a los jóvenes a la Hacienda Santa Teresa, un lugar que ellos veían como Disneylandia, les permitió experimentar una realidad completamente diferente. En lugar de armas, ahora tenían libros, plastilina y la oportunidad de jugar rugby.
Arrieta explicó que la verdadera transformación vino cuando comenzaron a compartir con niños de barrios enemigos, rompiendo barreras y construyendo amistades. Este nuevo entorno, lleno de valores y deportes, les permitió soñar con un futuro distinto.
En este contexto comentó:
Salimos de Santa Teresa abrazados con quienes considerábamos enemigos.
Wilkinson también recordó la influencia de su padre, quien era líder de una banda y uno de los fundadores del proyecto. Aunque su padre no pudo estar presente durante su niñez debido a la peligrosidad de su entorno, su mantra de darle a la vida lo que la vida te ha dado resonó profundamente en él. Gracias a la oportunidad que le brindó el proyecto, Arrieta ha podido transformar su vida y ahora dedica su tiempo a entrenar a jóvenes.
Un nuevo horizonte
Wilkinson Arrieta, quien nunca imaginó salir de su pequeño pueblo, ahora viaja frecuentemente gracias a su trabajo y su dedicación al rugby.
Refiriéndose a las oportunidades que el deporte le ha brindado, él mencionó:
Hoy en día, vuelo tres veces al mes como parte de mi trabajo.
Su historia es un testimonio de cómo el Proyecto Alcatraz ha cambiado radicalmente su vida.
El éxito del Proyecto Alcatraz no solo se mide en términos de rehabilitación individual, también en el impacto comunitario. Los jóvenes que una vez estaban destinados a una vida de crimen ahora son líderes positivos en sus comunidades. El proyecto ha demostrado que, con el enfoque correcto y la dedicación, es posible romper el ciclo de violencia y ofrecer a los jóvenes un camino hacia un futuro brillante.
El Proyecto Alcatraz, liderado por Alberto Vollmer, es un ejemplo poderoso de cómo el deporte puede ser una herramienta de transformación social. A través del rugby, han logrado cambiar la vida de muchos jóvenes, ofreciéndoles una segunda oportunidad y un camino hacia un futuro mejor. La historia de Arrieta es solo una de muchas, pero ilustra perfectamente el potencial de este innovador proyecto.
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