Quiché, 3 may (AGN).- El primer obispo de Guatemala, Francisco Marroquín, visitó en 1539 el lugar que ahora es la cabecera departamental de Quiché y lo bautizó como Pueblo de la Santa Cruz.
En honor a ello, los vecinos del municipio celebraron durante décadas su feria titular el 3 de mayo. Eso cambió posteriormente, pues la celebración se trasladó al 18 de agosto. Sin embargo, la feligresía católica continúa con actividades religiosas y culturales para conmemorar el Día de la Santa Cruz.
El acto más destacado es la procesión que recorre las principales calles y avenidas del municipio, mientras que devotos hacen ofrendas florales y colocan velas como muestras de fe. Esto se complementa con la venta de comida y dulces típicos, así como el funcionamiento de algunos juegos mecánicos para el disfrute de los lugareños.
Historia del templo de Santa Cruz
De acuerdo con los historiadores, Marroquín fue quien instó a los habitantes de Santa Cruz a construir una iglesia, pero debido a la inseguridad e inestabilidad en aquel momento la edificación se complicó.
En 1553 la parroquia de Sacapulas fue encomendada a los dominicos y un año después se nombró a fray Tomás de Cárdenas como vicario. Teniendo esa iglesia la categoría de convento, no hubo preocupación por construir el edificio en el Pueblo de la Santa Cruz.
Por ello, el padre Francisco de Guevara dirigió la construcción de un templo utilizando piedras extraídas de los edificios de la antigua ciudad de Utatlán. Debido a la falta de recurso humano, material y dinero, el proceso fue lento y se formalizaron las labores en 1665.
Por su edad y lo fuerte del trabajo que tuvo realizar, Guevara enfermó y fue trasladado a Santiago de Guatemala, donde falleció en 1665, sin conocer su iglesia. En el mismo año comenzó el traslado del convento de Sacapulas a Santa Cruz del Quiché, aunque con oposición de los dominicos.
Fue el 17 de enero de 1705 cuando se inauguró oficialmente el templo de Santa Cruz del Quiché y la primera misa se celebró el 3 de mayo de ese año. En 1768 se inauguraron las modificaciones al edificio, por instrucciones del sacerdote Nicolás de Uceda.
Colaboración de Juan José Garzona
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kg/ir