Ciudad de Guatemala, 29 nov (AGN).- Desde hoy hasta el viernes 3 de diciembre se celebra en Roma, Italia, la 168 Sesión del Consejo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés) en la cual participan representantes de Guatemala.
Se trata del período ordinario de sesiones del consejo, en el que se abordarán asuntos de importancia para el país. Entre estos están la seguridad alimentaria y nutricional, la seguridad y desarrollo agrícola y la coalición alimentaria.
Guatemala integra el eje de acción 1: Garantizar el acceso a alimentos sanos y nutritivos para todos. Por ese motivo se le invitó a participar en algunas de las coaliciones que surgieron en el proceso, entre las que destaca la de alimentación escolar y hambre cero.
El país tomó el liderazgo en las dos coaliciones al haber presentado sus programas nacionales como ejemplo de buenas prácticas del trabajo que se desarrolla. De esta manera se pueden compartir las lecciones que se aprendieron en el proceso.
El 30 de noviembre se celebrará en #AntiguaGuatemala la 𝑰𝑽 𝑹𝒆𝒖𝒏𝒊ó𝒏 𝑨𝒏𝒖𝒂𝒍 𝒅𝒆 #𝑴𝑰𝑹𝑷𝑺. Guatemala ostentó su presidencia pro tempore durante un año, tiempo en el que se trabajó en favor de las personas refugiadas y solicitantes de refugio. pic.twitter.com/dCs6gLGihd
— MINEX Guatemala 🇬🇹 (@MinexGt) November 29, 2021
Acabar con el hambre
En las sesiones se hablará de Mano de la Mano, una iniciativa de la FAO. Esta se basa en evidencias para dinamizar la transformación agrícola y el desarrollo sostenible. El objetivo es erradicar la pobreza y acabar con el hambre y otras formas de mala nutrición, para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En esta iniciativa se prioriza a países que, igual que Guatemala, tienen capacidades internas y apoyo externo limitados. De igual manera, a aquellos con mayores problemas operativos, crisis naturales o causadas por la actividad humana.
Esta reunión también tratará sobre las conclusiones y resultados de la Cumbre de Sistemas Alimentarios celebrada el pasado 29 de septiembre en Nueva York. Esta reflejó cambios positivos en los sistemas alimentarios del mundo, y se concluyó que todos los países deben trabajar unidos para transformar la manera en que se producen y consumen los alimentos.
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