Redacción Ciencia, 27 feb (EFE).- Los glaciares Thwaites y Pine Island, dos de los más importantes de la Antártida Occidental, habrían comenzado su retroceso significativo ya en la década de 1940, compartiendo así una historia común de adelgazamiento.
Un equipo encabezado por la Universidad de Houston (EE. UU.) que publica la revista PNAS estudia la historia del glaciar Thwaites.
Es es el más ancho del mundo y que mide unos 130 kilómetros. Sus resultados coinciden con estudios previos sobre el retroceso del Pine Island.
El Thwaites pierde unos 50 mil millones de toneladas de hielo más de las que recibe en forma de nieve, lo que pone en peligro su estabilidad. Un proceso acelerado que se observa desde los años setenta. Sin embargo, el nuevo estudio sitúa en la década de los cuarenta el inicio de esa mecánica.
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Retroceso del Pine Island
Los resultados de la nueva investigación sobre el glaciar Thwaites coinciden con trabajos anteriores que estudiaron el retroceso del glaciar Pine Island. Estos descubrieron que comenzó en la misma década.
James Smith, del British Antarctic Survey y coautor del estudio, señala:
Una implicación significativa de nuestros hallazgos es que una vez que se pone en marcha el retroceso de una capa de hielo puede continuar durante décadas, incluso si lo que lo inició no empeora.
El equipo sugiere que el primer retroceso del Thwaites fue probablemente provocado por un patrón climático extremo de El Niño que calentó la Antártida Occidental, del que no se ha recuperado. Además, actualmente contribuye en un 4 % al aumento global del nivel del mar.
Si el glaciar se llegara a derrumbar por competo se estima que el nivel global del mar aumentaría en 65 centímetros.
Es significativo que El Niño solo durara un par de años pero Thwaites y Pine Island siguen en marcado retroceso.
Julia Wellner, de la Universidad de Houston y también firmante del estudio, destacó:
Una vez que el sistema se desequilibra, el retroceso es continuo.
Un contexto más amplio
Lo más importante del estudio (según la líder del equipo, Rachel Clark) es que ese cambio no es aleatorio ni específico de un glaciar, sino que forma parte de un contexto más amplio de cambio climático. No se puede ignorar lo que está ocurriendo en este glaciar.
La investigación también establece que el retroceso en la zona de encallamiento de los glaciares, o el área donde los glaciares pierden contacto con el lecho marino y empiezan a flotar, se debió a factores externos.
Thwaites y Pine Island comparten una historia común de adelgazamiento y retroceso, lo que corrobora la opinión de que la pérdida de hielo en la Antártida occidental está controlada predominantemente por factores externos más que por la dinámica interna del glaciar o cambios locales, como el deshielo en el lecho del glaciar o la acumulación de nieve en la superficie.
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Papel en la estabilidad
El glaciar Thwaites desempeña un papel vital en la regulación de la estabilidad de la capa de hielo de la Antártida Occidental y, por tanto, en el aumento global del nivel del mar, según investigadores antárticos.
Thwaites es significativo no solo por su contribución al nivel del mar, sino que además actúa como un corcho en la botella que retiene una zona más amplia de hielo detrás de él: si se desestabiliza, existe la posibilidad de que todo el hielo de la Antártida Occidental se desestabilice, advirtió Wellner.
Este estudio ayuda a comprender mejor qué factores son los más críticos a la hora de impulsar el adelgazamiento y el retroceso de los glaciares que drenan la capa de hielo de la Antártida Occidental hacia el mar de Amundsen, afirmó el también firmante del estudio Claus-Dieter Hillenbrand.
Estos resultados mejorarán, según el científico, los modelos numéricos que intentan predecir la magnitud y el ritmo del futuro deshielo de la capa de hielo antártica y sus contribuciones al nivel del mar.
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