París, 27 may (EFE).- Luego de caer en primera ronda del Roland Garros, Rafael Nadal dejó ver que el adiós está cada vez más cerca, debido a las lesiones y edad que no están perdonando al rey de la tierra abatida. Tras perder el encuentro, el español tomó el micrófono y dijo: Si es la última vez, lo he disfrutado, mientras el público ovacionaba al 14 veces ganador del torneo.
El encuentro ante Alexander Zverev batió récord al ser un encuentro de primera ronda al llenar la pista principal con 15 mil 225 presentes en un duelo de primera ronda. Nadal brindó palabras estando muy emocionado al escuchar la que puede ser la última ovación en su carrera en Roland Garros.
Es difícil para mí hablar, no sé si será sea la última vez que esté aquí delante de todos vosotros.
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Roland Garros despide a Nadal
No fue un adiós oficial, porque Rafa Nadal se negó a recibir el homenaje que Roland Garros tiene tantas ganas de darle, pero la derrota del español ante el alemán Alexander Zverev tiene visos de conducir al adiós de una leyenda que ha batido todas las marcas en el único Grand Slam en tierra batida, con 14 triunfos individuales.
Al de Mallorca le puede quedar otra cita con ese escenario, esta vez en los Juegos Olímpicos, y él se ha obstinado en dejar claro que no cierra la puerta a seguir compitiendo el año próximo, aunque matizó que es poco probable.
A lo largo de los años, el tenista de Manacor, que el próximo día 3 cumplirá 38 años, ha conquistado el Grand Slam de arcilla, tanto en títulos como en el calor del público, hasta que lo ha convertido en el territorio sobre el que ha levantado su imperio.
Entre el irreverente adolescente que irrumpió en 2005 y el respetable padre de familia que ahora pasea su doctrina por París, han pasado 14 títulos, solo 4 derrotas, 116 partidos, muchos silbidos del público, muchos más aplausos y una estatua que marcará, para siempre, una historia irrepetible.
Nadal es Roland Garros y Roland Garros será siempre Nadal, porque ningún otro tenista ha dominado con tanta fuerza un torneo como el español lo ha hecho en París, a base de perseverancia, talento, fuerza y dedicación. Pero también con su amabilidad, su simpatía y una humildad que han acabado por convertir al intruso en el ídolo de los aficionados.
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Una historia de amor inquebrantable
El balear ha dado una lección de conquista, porque no se ha limitado a dominar en la pista, también ha querido granjearse el favor de un público que no tenía asegurado. En ambas batallas ha salido vencedor. Lejos quedan ya los inicios, su irrupción aquel 25 de mayo de 2005 en la Pista 1, contra el alemán Lars Burgsmüller, reconvertido ahora en cardiólogo, el primero que probó la medicina del español, 6-1, 7-6 (4) y 6-1.
De aquel día quedan dos detalles: el rostro serio, enfadado, de Nadal abandonando la pista y sus palabras: ¿Como voy a estar contento con un partido tan malo? Si juego así no soy uno de los favoritos para ganar el torneo. Aquellas palabras pudieron parecer pretenciosas, pero con el tiempo cobran otro sentido, el de un eterno inconformista sediento de mejorar, que con los años fue progresando hasta convertirse en una máquina casi invencible en París.
𝓒𝓱𝓮𝓻 𝓹𝓾𝓫𝓵𝓲𝓬,
𝓐𝓾𝓳𝓸𝓾𝓻𝓭’𝓱𝓾𝓲 𝓮𝓼𝓽 𝓾𝓷 𝓳𝓸𝓾𝓻 𝓾𝓷 𝓹𝓮𝓾 𝓹𝓪𝓻𝓽𝓲𝓬𝓾𝓵𝓲𝓮𝓻 𝓹𝓸𝓾𝓻 𝓶𝓸𝓲 𝓹𝓾𝓲𝓼𝓺𝓾𝓮 𝓳’𝓪𝓲 𝓭𝓲𝓽 𝓪𝓾 𝓻𝓮𝓿𝓸𝓲𝓻 𝓮𝓽 𝓹𝓮𝓾𝓽-𝓮̂𝓽𝓻𝓮 𝓪𝓭𝓲𝓮𝓾 𝓪̀ 𝓵’𝓾𝓷 𝓭𝓮 𝓶𝓮𝓼 𝓹𝓵𝓾𝓼 𝓯𝓲𝓭𝓮̀𝓵𝓮𝓼 𝓪𝓶𝓲𝓼. ✍️
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Solo las lesiones o motivos extradeportivos le hicieron hincar la rodilla en la tierra francesa. Este día el retiro de Nadal parece estar más cerca que nunca, ya que el mismo español mencionó, puede que en dos meses diga que ya es bastante, aunque aún no lo siento.
En todo caso, sí afirmó su deseo de retornar a París este mismo año para otra competición muy especial. Quiero volver a esta pista para los Juegos Olímpicos, afirmó entre las ovaciones.
Las lesiones no respetan a Nadal
Nadal explicó que, tras dos años muy duros en términos de lesiones, tenía el sueño de volver a Roland Garros.
Rafael Nadal, a punto de cumplir 38 años y que logró su primer Roland Garros con solo 19, en 2005, se despidió de su fiel público de París con unas palabras de reconocimiento al cariño que ha recibido en un torneo que le tiene como a uno de sus grandes ídolos.
Los sentimientos que he tenido aquí han sido realmente inolvidables. Gracias desde el fondo de mi corazón.
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Ja/dm