Redacción Ciencia, 30 abr (EFE).- El paso de la caza y la recolección a la agricultura fue una de las revoluciones más importantes de la historia de la humanidad. Desde hace décadas, los científicos investigan cómo y cuándo comenzó el cultivo de plantas pero la falta de fósiles del Pleistoceno ha frenado estos estudios.
Ahora, un nuevo artículo publicado este lunes en la revista ‘Nature Ecology & Evolution’ y basado en el estudio de un yacimiento marroquí de la Edad de Piedra situado en Taforalt, plantea que los cazadores-recolectores de ese lugar se alimentaban principalmente de plantas varios miles de años antes de que la agricultura se extendiera por la zona.
Los autores del estudio sugieren que esta comunidad almacenaba los alimentos vegetales para asegurar un suministro estable que protegiera a la población de la escasez estacional de alimentos de origen animal.
El hallazgo no solo subraya la importancia de las plantas en la dieta de los cazadores-recolectores, sino que también cuestiona los modelos convencionales sobre el origen de la domesticación de las plantas, una práctica que llegó al norte de África desde Oriente Próximo hace unos 7 mil 600 años.
#Petén | El propósito de las capacitaciones es que mejoren sus cultivos, como parte de los esfuerzos de esta cartera a través del Viceministerio Encargado de Asuntos del Petén.
Más detalles ▶️ https://t.co/qReX88r6c1#MAGASaleAdelante🍅#GuatemalaSaleAdelante 🇬🇹
— MAGA Guatemala (@MagaGuatemala) April 28, 2024
El estudio de la agricultura
Aunque la transición de la caza y la recolección a la agricultura revolucionó la dieta humana, los pocos conocimientos científicos sobre el desarrollo de la agricultura proceden en gran medida de Asia occidental.
En esta región, hacia finales del Pleistoceno (hace entre 14 mil y 11 mil años), los cazadores-recolectores natufios explotaron las plantas silvestres hasta tal punto que empezaron a cultivarlas y, finalmente, a domesticarlas.
Pero la agricultura no llegó hasta el norte de África -desde Oriente Próximo- hasta hace unos 7 mil 600 años, durante el Neolítico.
Los científicos no creen que los cazadores-recolectores ibero-musulmanes locales (coetáneos y emparentados genéticamente con los natufios de Oriente Próximo) explotaran las plantas silvestres en gran medida.
Pero la escasez de restos humanos bien conservados procedentes de yacimientos del Pleistoceno, ha impedido conocer más sobre las prácticas alimentarias de los grupos humanos preagrícolas.
Para arrojar luz sobre este tema, un equipo del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology, de Leipzig (Alemania), liderado por Zineb Moubtahij, buscó pruebas isotópicas que dieran cuenta de cuál era el uso de las plantas de los cazadores-recolectores del norte de África hace entre 15.000 y 13.000 años.
Iniciativa de acceso alimentario benefició a 3,169 personas en Petén en los primeros 100 días. #MAGASaleAdelante 🥬 #GuatemalaSaleAdelante 🇬🇹 pic.twitter.com/0IJSsA5tHX
— MAGA Guatemala (@MagaGuatemala) April 29, 2024
Analizar la dieta
Para ello, Moubtahij y su equipo tomaron muestras de restos animales y humanos, datados entre 15.077 y 13.892 años (durante la Edad de Piedra), en el gran enterramiento Iberomaurusiano de Taforalt, en Marruecos.
Utilizaron métodos isotópicos para analizar las proporciones de carne, pescado y plantas en sus dietas y descubrieron que, aunque estas personas (incluidos los niños destetados) consumían proteínas animales, se alimentaban principalmente de plantas (probablemente frutos secos con almidón y cereales), que podrían haber sido almacenadas todo el año para garantizar un suministro constante de alimentos.
Análisis
Las pruebas revelan una gran dependencia de las plantas de esta comunidad que es varios miles de años anterior a la llegada de la agricultura en la región.
Pero a diferencia de lo que ocurrió en Oriente Próximo, la intensa dependencia de los alimentos vegetales en Taforalt no condujo al desarrollo del cultivo de plantas, lo que, según los autores, demuestra que la agricultura no es una consecuencia necesaria de la explotación de plantas silvestres.
Moubtahij y su equipo defienden que esta comunidad almacenaba los alimentos vegetales para contar con un suministro estable que protegiera a la población de Taforalt de la escasez estacional de alimentos de origen animal, una práctica que habría permitido cierto grado de sedentarismo.