Washington, 23 may (EFE).- El desarrollo y producción de baterías para vehículos eléctricos va más allá de una carrera entre empresas automovilísticas y se ha convertido en una cuestión de Estado para Estados Unidos en su disputa con China por la hegemonía mundial en este sector.
Alentado por el Gobierno de Pekín, el sector chino de los vehículos eléctricos se ha puesto por delante del estadounidense, lo que crea inquietud en EE. UU. al haberse quedado detrás de su rival en una industria que se perfila crucial en el futuro.
El capitalismo a la china, o como Pekín prefiere referirse al socialismo con características chinas, está reescribiendo las reglas sobre cómo los dos países y sus compañías compiten económicamente.
EE. UU. se ha quedado atrás frente a China
El gigante asiático ofrece apoyo estatal a industrias claves como la de los chips o la inteligencia artificial (AI) frente a una economía mundial de mercado, en la que EE. UU. ha sido históricamente el gran valedor de la no intervención del Estado.
El pasado 18 de mayo, el presidente estadounidense, Joe Biden, reconoció la desventaja de su país frente a China en el sector de los vehículos eléctricos durante la visita que realizó a Rouge Electric Vehicle Center, el complejo que Ford está terminando en Dearborn, en las afueras de Detroit.
Allí Ford tiene previsto producir su nueva camioneta eléctrica F-150 Lightning.
En su discurso, ante directivos y empleados de Ford, Biden nombró a China hasta en nueve ocasiones.
El mandatario recordó que China es el principal mercado mundial de vehículos eléctricos y, lo que es más importante, monopoliza la mayor parte de la producción de las baterías eléctricas necesarias para su funcionamiento, en concreto el 80 por ciento.
China tiene una escala manufacturera mayor que la del resto de países. Y la está utilizando para hacer esas baterías no solo en China, sino también en Alemania y México. Y está exportando esos vehículos eléctricos a todo el mundo, con la mira puesta en el mercado estadounidense, añadió Biden.
No obstante, el Presidente estadounidense también advirtió a Pekín que no van a ganar esta carrera.
Mercado de expansión
El discurso de Biden proporciona una dimensión geopolítica a algo que el sector del automóvil estadounidense es consciente desde hace algún tiempo, pero el Gobierno ha añadido urgencia al problema del desarrollo y producción de baterías, que antes no existía.
Washington quiere invertir 400 mil millones de dólares para energía limpia, especialmente en el terreno de las baterías. Hay mucho dinero en juego: un reciente estudio calculó en 82 mil 200 millones de dólares el valor del mercado de baterías para los vehículos eléctricos en 2026.
Los graves problemas que la escasez de chips y la dependencia que EE. UU. tiene de las importaciones de semiconductores procedentes de Asia están causando problemas en el sector del automóvil y han hecho que los fabricantes busquen asegurarse un suministro estable y fiable de baterías.
Así que los dos principales fabricantes de EE. UU., General Motors (GM) y Ford, al igual que el pionero y líder del sector de vehículos eléctricos, Tesla, están acelerando sus planes no solo para la producción de automóviles de ese tipo, sino también de las baterías que los impulsarán.
Esta semana, Ford y la compañía surcoreana SK Innovation anunciaron la creación BlueOvalSK, una empresa conjunta que producirá baterías en Estados Unidos para los vehículos eléctricos.
Aunque las dos empresas no ofrecieron detalles económicos, Ford dijo que el objetivo es que para mediados de la presente década BlueOvalSK produzca al año 60 gigavatios hora (GWh) en baterías. La compañía estima que para 2030 la demanda anual de energía de sus vehículos en Norteamérica será de 140 GWh, cifra que llegará a 240 GWh en todo el mundo.
Nuevas plantas
Ford está más rezagada que su rival a la hora de asegurarse una producción propia de baterías para su nueva gama de vehículos eléctricos, que hasta ahora está compuesta de la camioneta F-150 Lightning, el todocaminos SUV Mustang Mach-E y la furgoneta Transit, pero que en los próximos años se ampliará con nuevos modelos.
GM anunció en abril un acuerdo con LG Energy Solution para invertir dos mil 300 millones de dólares en la construcción de una planta de producción de baterías en la localidad estadounidense de Spring Hill.
La planta será construida junto a la terminal de montaje de automóviles que GM tiene en Spring Hill, en el estado de Tennessee, y en la que este año se empezará a producir el todocaminos SUV Lyriq, el primer vehículo eléctrico de su marca de lujo, Cadillac.
Spring Hill será la segunda planta de baterías que GM tendrá con LG Energy Solution, después de la que las dos empresas están construyendo en la localidad estadounidense de Lordstown, también con una inversión de 2 mil 300 millones de dólares.
Las marcas de GM ya ha empezado a comercializar automóviles construidos sobre su plataforma de vehículos eléctricos, denominada Ultium. Cadillac cuenta con el mecionado todocaminos SUV Lyriq, mientras que GMC ha lanzado la camioneta picop de lujo Hummer EV.
El F-150 Lightning, Lyriq o Hummer EV son solo la avanzadilla de decenas de nuevos modelos que las marcas estadounidenses lanzarán al mercado en los próximos años; vehículos que necesitarán una ingente cantidad de baterías que EE. UU. hoy en día no puede producir.
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