Sídney, 14 sep (EFE).- Era un niño cuando hubo que amputarle parte de la pierna izquierda, operación que superó y llegó a la juventud. Un caso que hoy no sería extraño, pero este ocurrió hace 31 mil años.
Esta es la evidencia más antigua de un procedimiento de este tipo.
Los restos óseos fueron encontrados en la cueva Liang Tebo de Borneo por un equipo de arqueólogos australianos e indonesios.
Según publica la revista Nature, sería la primera evidencia conocida de un acto médico complejo en la Edad de Piedra.
Hasta ahora, la prueba más antigua de una cirugía de amputación se remontaba a 7 mil años. Se trata de los restos de un agricultor de la Edad de Piedra en Francia al que le faltaba el antebrazo izquierdo.
En la Edad de Piedra, en Borneo, un niño fue sometido a la amputación quirúrgica de parte de la pierna izquierda.
▶️ Vivió entre seis y nueve años más.
▶️ Hasta ahora la amputación más antigua conocida era de hace 7.000 añoshttps://t.co/BkGVyDndm1— EFEciencia (@EFEciencia) September 7, 2022
Teoría
Según la teoría predominante es que la evolución de la medicina surgió con el inicio de las sociedades agricultoras sedentarias. Esto hace unos 10 mil años con la revolución neolítica.
Sin embargo, los habitantes de Liang Tebo, en la selva tropical de la parte indonesia de Borneo, eran cazadores-recolectores muy anteriores.
El descubrimiento de un amputado de hace 31 mil años en Borneo tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de la historia de la medicina.
Según Timoty Maloney, de la Universidad de Griffith, en Australia, y uno de los directores de la investigación, el estudio fue realizado con el Centro indonesio de Arqueología, Lengua e Historia y la Universidad de Sídney.
La investigación parte del descubrimiento de un esqueleto de unos 19 o 20 años en el momento de la muerte. A este le faltaba el pie izquierdo, parte de la tibia y del peroné.
Los análisis confirmaron crecimientos óseos relacionados con la cicatrización. Además, el pequeño tamaño de la tibia y el peroné en comparación con la pierna sana sugiere que se trata de una herida de la infancia.
Proceso
Sobrevivió con la movilidad alterada y vivió entre seis y nueve años más, en una de las comunidades de artistas más antiguas conocidas en los montañosos bosques tropicales de Borneo. En la zona se han encontrado pinturas rupestres de 40 mil años de antigüedad, dijo Maloney en un rueda de prensa virtual.
Las marcas que presentan los huesos no son compatibles con una amputación no quirúrgica. Las debidas a un trauma no causan un corte oblicuo limpio, como en este caso, y las de un accidente o ataque de un animal suelen presentar fracturas trituradas y aplastadas, señala el estudio.
Para el experto, una de las grandes implicaciones es que la comunidad tenía conocimientos médicos avanzados para amputar una pierna a un niño. Asimismo, para que sobreviviera en un lugar y un tiempo muy difíciles, al final de una edad de hielo.
El responsable o responsables de la intervención debían tener un conocimiento detallado de la anatomía de las extremidades y saber manejar venas, nervios y músculos. Esto para evitar la pérdida fatal de sangre y las infecciones, además de haber entendido la necesidad de quitar el miembro para su supervivencia, comentó el experto.
Cuidados adecuados
El niño era, según Maloney, un componente valioso de su comunidad y no habría podido salir adelante sin su ayuda tras la amputación.
Es por ello que necesitó cuidados como limpieza y desinfección de la herida para que sanara hasta formar un muñón y vivir posteriormente con la movilidad reducida.
Los huesos no presentaban evidencias de signos de una infección lo bastante severa como para haber dejado marcas permanentes en ellos.
Esta sin duda, es la complicación más común en un herida abierta sin un tratamiento antimicrobiano, sobre todo en el clima cálido y húmedo de la zona.
Los investigadores consideran que en el cuidado del niño probablemente se usaron los recursos botánicos disponibles, con propiedades medicinales para prevenir la infección, anestésicos y calmantes.
Hallazgo
Los restos del joven amputado fueron hallados en buen estado de conservación, con un 75 % de los huesos presentes en el enterramiento, entre ellos todos los dientes.
Estos últimos sirvieron para fechar la muerte hace 31 mil años en un procedimiento que resultó ser todo un desafío, señala Renaud Joannes-Boyau, de la Universidad Southern Cross, Australia. La tarea se realizó a través de la medición de la radiación recibida por el esmalte dental desde el entierro.
Maloney indicó que aún queda por saber si el hallazgo de Liang Tebo es solo la primera prueba de que la complejidad de las culturas médicas de cazadores-recolectores estaba mucho más extendida en este período temprano de la prehistoria humana. EFE
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