Redacción Ciencia, dic (EFE).- El uso de elementos de protección como las mascarillas ha aumentado con la pandemia, pero se han dado pocas orientaciones sobre cómo reciclarlas de forma segura, por lo que, si no se mejoran las prácticas de eliminación, se avecina un desastre medioambiental.
Así lo señaló el director de Revolution Plastics, de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), Steve Fletcher, al comentar un estudio encabezado por ese centro el cual indica que los residuos de mascarillas aumentaron un 9 mil % entre marzo y octubre de 2020.
La investigación que publica Nature Sustainability muestra además una relación directa entre la legislación nacional y la aparición de residuos que incluían mascarillas y otros equipos de protección personal, como guantes, relacionados con COVID-19.
Mensaje a los Gobiernos
El equipo investigador instó a los Gobiernos a que establezcan políticas y legislación para la eliminación de las mascarillas usadas cuando hacen su uso obligatorio.
El estudio indica que durante el período analizado se recogieron más de 2 millones de piezas de ese tipo de residuos en 11 países, entre ellos España, Alemania, Australia, Estados Unidos y Reino Unido.
Para su investigación, los expertos se basaron en los resultados de dos bases de datos de código abierto: COVID-19 Government Response Tracker y una aplicación de recogida de basura llamada Litterati.
Utilizando estas bases de datos, pudieron trazar un mapa de las respuestas políticas de los países (severidad confinamientos, políticas de uso de mascarillas) y obtener una línea de las proporciones de utilización de esos productos desde septiembre de 2019 hasta los primeros seis meses de la pandemia.
Los datos indicaron un aumento exponencial de basura de mascarillas usadas desde marzo del año pasado, que creció 84 veces en octubre de 2020.
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Campañas de educación
Hay una clara necesidad de garantizar que la exigencia de estos artículos vaya acompañada de campañas de educación para limitar su liberación en el medio ambiente, indicó el investigador principal Keiron Roberts, de la Universidad de Portsmouth.
El estudio indica que entre marzo y mayo del año pasado, cuando se dieron los confinamientos más severos, el vertido de mascarillas fue escaso, pero se incrementó.
Entre junio y octubre, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso de mascarillas para facilitar la interacción social y se relajaron los confinamientos, la proliferación de estos artículos aumentó drásticamente.
Fletcher, por su parte, destacó en un comunicado de la universidad que, a pesar de que se ha dicho a millones de personas que usen mascarillas, se han dado pocas orientaciones sobre cómo eliminarlas o reciclarlas de forma segura. Si no se mejoran las prácticas de eliminación, se avecina un desastre medioambiental.
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