Madrid, 6 dic (EFE).- El espacio que ocupa una cama puede convertirse en la solución temporal de una parte de la crisis de vivienda asequible en España, y muchos ven en los hoteles cápsula una alternativa ante el grave problema habitacional que vive el país.
Encontrar un lugar donde quedarse de manera regular y a buen precio en el centro de una ciudad como Madrid se ha convertido en una odisea, y los incipientes hoteles cápsula, de inspiración japonesa y que modernizan los tradicionales albergues para mochileros dándoles privacidad, se ven como una solución barata a la necesidad de dormir en la capital por periodos largos de tiempo.
Este perfil de inquilino no era el que buscaba ArtSeven Hostels, un albergue futurista de temática de películas de ciencia ficción y pasillos laberínticos con luces de neón a cinco minutos a pie de la plaza Mayor de la capital española, que desde hace un año y medio recibe reservas de españoles que ven en sus cápsulas la respuesta a su necesidad de alquilar un espacio en Madrid.
Pensábamos que íbamos a tener más clientes internacionales que nacionales, y al final se ha convertido en todo lo contrario, comenta a EFE Paula Funchal, una de las socias.
Añade:
Mucha gente viene por trabajo, a lo mejor para un día a la semana o dos, y se convierten en clientes fijos.
Hoy os quiero hablar de uno de los fenómenos de habitabilidad más curiosos de la cultura japonesa.
¿Conocéis los hoteles cápsula?
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— L O P E (@lopedetoledo) January 2, 2020
Renovación de alquiler
De las 52 cápsulas del establecimiento, hay una que lleva dos meses con el mismo huésped que renueva semana a semana su estancia: una persona que por la falta de disponibilidad de apartamentos turísticos y la imposibilidad de cumplir los requisitos de un alquiler apuesta por una cápsula que no llega a los dos metros cuadrados (en su versión individual) como residencia temporal.
Es una opción que está creciendo, reconoce Funchal. A este huésped, que también tiene acceso a las zonas comunes –con electrodomésticos como microondas y lavadora/secadora–, se le ha hecho un precio especial por esta estancia excepcional de más de dos semanas: 35 euros (37 dólares) la noche. La pernoctación en un hostal de la misma calle cuesta el doble.
El otro perfil es del cliente recurrente, que va a Madrid uno o dos días a la semana porque la sede central de su empresa está en la capital y tiene que acudir a reuniones de manera presencial, y ha convertido la cápsula en su vivienda temporal en detrimento de un hotel o el alquiler de una habitación.
Funchal insiste que el albergue no está pensado para una persona que quiera vivir aquí.
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