Ciudad de Guatemala, 6 jun (AGN).- La noche del 5 de junio de 2024 quedará enmarcada en la retina de los más de 15 mil aficionados que se dieron cita en el Estadio Nacional Doroteo Guamuch Flores para apreciar el comienzo de un nuevo camino mundialista de la selección de Guatemala. Para fortuna de los presentes, Guatemala consiguió la victoria de forma contundente ante Dominica haciendo la que llama de ilusión de ver la bandera y escuchar el himno nacional por primera vez en una Copa Mundial crezca aún más.
El coloso de la zona 5 comienza a rugir con el comienzo del partido entre #Guatemala vs #Dominica pic.twitter.com/SVOIIlHzcf
— AGN (@AGN_noticias) June 6, 2024
El color de la selección
A seis horas para el inicio del partido, el coloso de la zona abrió sus puertas para recibir poco a poco a los miles de guatemaltecos que apartaron este día para ver a la selección de sus amores. Con el pasar de los minutos y la caída del sol, la ilusión aumentaba en las calles aledañas al recinto deportivo.
Niños de todas las edades con la ilusión intacta de poder alentar a su equipo nacional se unían al sentir de adultos que tristemente les ha tocado ver cómo esa ilusión se ha ido apagando por culpa de los tropiezos que ha tenido la Bicolor en su, hasta eterna lucha de llegar a un mundial.
Como si de una fiesta se tratara, los chapines convivían en los alrededores del estadio esperando que el autobús que trasladaba a los guerreros se hiciera presente en la zona 5, acompañados de música, bebidas, disfraces y vendedores de camisetas y bufandas. Familias enteras, amigos, generaciones latiendo en un mismo sentir fueron parte del color que se vivió en esta noche para el recuerdo.
En este momento, toda diferencia que pudiera existir en la vida cotidiana pasaba a segundo plano, ya que cuatro años después de aquella dura eliminación en primera ronda ante Curazao, la cual nos privó de luchar por llegar a Qatar, esta noche se le podía dar finalmente la vuelta y comenzar a forjar un nuevo destino a base de mucho esfuerzo que la selección ha hecho.
Finalmente, pasadas las 18 horas la delegación guatemalteca se hizo presente, en un recibimiento espectacular haciendo recordar a las ceremonias mayas, entre cánticos y gritos el bus de la azul y blanco fue abriéndose paso entre la multitud, que no dejaba de expresar su amor y ánimo para los hombres que cargarían con la ilusión de todo un país.
El sueño mundialista prevalece
La marea azul y blanco se trasladó hacia dentro del coloso de la zona 5 para disfrutar del mejor momento de la noche. A falta de 10 minutos para el comienzo del partido, la lluvia se hizo presente en el Doroteo Guamuch, haciendo que los aficionados sacaran bolsas de basura para tratar de mitigar el diluvio que caía sobre el graderío.
Cuando los jugadores saltaron al campo, en la parte de preferencia se desplegó una bandera gigante de Guatemala, haciendo que el aura fuera aún más especial, haciendo que los ojos de algunos aficionados se llenaran de lágrimas por la emoción que solo la selección da.
Por razones que se desconocen, el acto protocolario se vio manchado, ya que no se entonaron los himnos nacionales, esto causó la molestia de todos los presentes, que comenzaron a silbar y gritar, ya que se empañó la entonación del himno más hermoso del mundo.
Las emociones fueron al clímax desde los primeros minutos, un zapatazo de Alejandro Galindo levantó a todos en los primeros tres minutos del encuentro, desatando el éxtasis en el coloso de la zona 5. Con el pasar de los minutos, la afición comenzó a apagarse por momentos, ya que la lluvia hizo que el juego se viera lento y en partes sin emoción. A los 27 minutos el estadio revivió con la anotación de Allen Yanes.
La ilusión sigue intacta
Durante el entretiempo, la afición se volvió a encender viendo cómo la Bicolor comenzaba con el pie derecho su camino mundialista con un cómodo 2-0 ante una selección que daba destellos de jugadas que asustaban a los presentes.
La lluvia de goles no se detuvo en la segunda mitad, ya que los guatemaltecos no tuvieron piedad de una selección totalmente entregada y se vio sometida con cuatro anotaciones más, cerrando así una goleada histórica de 6-0.
Mientras el marcador fue incrementando la afición jugó su papel, haciendo la ola, encendiendo las luces de su celular, convirtieron el coloso en una fiesta total donde adultos y niños disfrutaron por igual. Con el pitido final, los miles de aficionados comenzaron a abandonar su lugar enfilando su camino a la salida, en la cual los miles de niños que asistieron no paraban de sonreír al saber que su selección había dado un golpe de autoridad en una noche en que la lluvia se convirtió en una lluvia de goles.
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Ja/dm