Ciudad de Guatemala, 1 dic (AGN).– Guatemala volvió a demostrar que el deporte es uno de los motores más poderosos para elevar el orgullo de un país. En Abu Dhabi, en pleno corazón de Medio Oriente, la delegación chapina llegó con hambre, con sueños grandes y con la convicción de que nuestras historias merecen escribir nuevas páginas en el deporte mundial. Y lo consiguieron.
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La actuación más brillante la firmó Soledad Aguilar, quien, con una presentación que dejó en silencio al recinto y desató ovaciones segundos después, se proclamó campeona del mundo en la modalidad de armas musicales. La guatemalteca ejecutó una rutina impecable, llena de técnica, ritmo y precisión, que le valió la medalla de oro y el reconocimiento de los jueces y aficionados.
No menos histórico fue lo logrado por Arturo Armendriz, quien, con temple y creatividad, conquistó la medalla de plata en armas creativas. Su actuación colocó a Guatemala en el puesto 30 del medallero general entre 88 países participantes, un logro que dimensiona la magnitud de lo hecho por la delegación nacional.
Con estos resultados, Guatemala vuelve a dejar claro que, cuando el deporte se abraza con disciplina y pasión, no hay fronteras que nos limiten. En Abu Dhabi, los nuestros demostraron una vez más que el quetzal puede volar alto en cualquier escenario del mundo.
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