Madrid, 18 jun (EFE).- El escritor hispano-guatemalteco José Tono Martínez cree que no hay peor política que la que oculta tu propio pasado, por eso defiende que la historia de la conquista de América y el pasado colonial español tienen que salir del armario y reconocer errores.
Así lo defiende en su libro más reciente, ‘La vez que firmamos la paz’, en el que reúne cuatro historias que ocurren en diferentes países americanos y que son todas ellas relatos de viajes con un mismo trasfondo reivindicativo, según reconoce en una entrevista con la agencia EFE.
Martínez insite:
Necesitamos un ‘outing’ histórico. España tiene que dar el paso con una ley de memoria histórica de las Américas que nos permita reconocer lo que se hizo mal, recuperar la memoria de lo vencidos y reivindicar lo que se hizo bien, porque también hubo españoles que hicieron bien las cosas, como Bartolomé de las Casas.
La necesidad de una ley de memoria histórica de las Américas
El antropólogo y escritor asegura que España era más valiente en este tema hace treinta años que ahora, a pesar de que es ahora cuando se habla de memoria historia, revisionismo y cultura de la cancelación.
El primero de los relatos del libro, ‘La vez que firmamos la paz’, narra como en 1992, el presidente de la Fundación Spain’92 (Rafael Mazarrasa), la entidad que representaba a la Sociedad V Centenario en EE. UU., dio un paso importante en esa dirección.
El autor recuerda:
Eramos los representantes del Reino de España en lo referente a los actos de Quinto Centenario en Norteamérica y, en principio, teníamos que organizar desfiles y celebraciones, pero el programa fue cambiando sutilmente y, finalmente, el acto central fue un encuentro entre pueblos que culminó con una ‘Declaración de Respeto por las Naciones y Culturas Indígena’ que se firmó en la planta 106 de la Torre Norte de las Torres Gemelas.
Cuando años después, en 2009, se celebró el Bicentenario de la Independencias Latinoamericanas, la postura de España fue de acompañamiento, un cautela que Martínez prefiere calificar de paso atrás y falta de coraje para abordar el pasado con sentido autocrítico.
Retroceso de España en la revisión del colonialismo
En los siguientes años, España ha seguido retrocediendo en este tema y ha preferido mirar hacia Europa y dar la espalda a Latinoamérica, sin tener en cuenta que la historia de España no se entiende sin la de América.
Pero el escritor nacido en Guatemala no da la batalla por perdida y en ‘La vez que firmamos la paz’ recuerda aquel capítulo olvidado de 1992 y otros momentos de la historia reciente y antigua que animan a una análisis valiente que nos permita reelaborar nuestra metáforas colectivas y elegir que antecesores queremos que sean nuestros referentes.
Evitar el revisionismo propagandístico de algunos líderes latinoamericanos
En su opinión, el Gobierno español fue valiente abordando la memoria histórica del franquismo y tiene que serlo también con la memoria colonial, en la línea de países como Bélgica y Holanda, que ya han empezado a dar pasos en esa dirección.
Martínez afirma:
Hay elementos de la tradición indígena, como su mirada sobre el medio ambiente, y capítulos de la historia colonial, como el protagonizado por Bartolomé de las Casas, con los que las nuevas generaciones pueden identificarse y que les permitirían reconciliarse con su pasado.
También es cierto -añade-, que últimamente hay un resurgir de posturas imperialistas que pueden encontrar en la narrativa de conquistas referentes que nos vuelvan a meter en el armario, pero esa no es razón para eludir el debate.
Al contrario, España y Latinoamérica necesitan un rearme cultural porque si dejas el debate vacío ese espacio lo ocupa el exabrupto político, como está ocurriendo con el revisionismo propagandístico de algunos líderes americanos, defiende y menciona a los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, Nicaragua, Daniel Ortega, y Venezuela, Nicolás Maduro.
Como decía Walter Benjamin y Martínez parafrasea en su libro, sí, podemos cambiar la historia, es más, subraya, debemos hacerlo porque las críticas más duras son las que se reciben de las siguientes generaciones y si se deja un buen legado se puede, como decía Cornelio Tácito, ‘escapar del futuro con la dignidad intacta’ EFE
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