Ciudad de Guatemala, 7 abr (AGN).- Sin duda, la caminata por la calle del arco es la preferida de miles de turistas cuando visitan la Antigua Guatemala. En ese lugar está el Arco de Santa Catalina, escenario de muchas postales.
Guatemala ha iniciado con la celebración del bicentenario de la independencia. En ese aspecto, el Arco de Santa Catalina es el ícono de la ciudad colonial.
Convento
En 1609 las monjas del Convento de la Inmaculada Concepción de María solicitaron un área para otras intalaciones.
Fue así como surgió el Convento de Santa Catalina Mártir, fundado en 1613 en la ciudad de Santiago de los Caballeros.
Debido a que el carácter del convento fue de reclusión, a las religiosas se les impedía salir a la calle.
Con los años el lugar quedó pequeño y las monjas solicitaron cerrar la calle y que les otorgaran la propiedad de enfrente.
Las autoridades autorizaron la construcción de un puente en 1693. Así fue como se construyó el arco con un corredor cerrado donde las religiosas caminaban sin ser vistas, guardando así su voto de reclusión.
En el libro El Arco de Santa Catalina el investigador Alberto Garín y el restaurador Osmín de la Maza comparten que el monumento supera los 320 años y a pesar de que ha sido afectado por distintos terremotos, aún conserva su diseño original.
Reloj
Tras los terremotos de 1773, al arco le construyeron una torrecilla y le incluyeron un reloj Lamy Amp Lacroix, de origen francés.
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AGN. /km/dm