Ciudad de Guatemala, 23 sep. (AGN).- Este lunes, investigadores de la División Nacional contra el Desarrollo Criminal de las Pandillas (Dipanda) en coordinación con agentes de la Comisaría 41 y unidades especializadas llevan a cabo una requisa en el Centro Preventivo para Varones, ubicado en la zona 1 de Quetzaltenango. La operación tiene como objetivo localizar objetos prohibidos, tales como:
- armas
- drogas
- dispositivos electrónicos
Estos y otros objetos podrían estar en poder de los reclusos de manera ilegal.
#DIPANDA, en coordinación con unidades especializadas, realizan requisa en el Centro Preventivo para Varones, en la zona 1 de Quetzaltenango. El objetivo es localizar armas, teléfonos, drogas entre otros objetos ilegales que pudieran tener algunos privados de libertad. pic.twitter.com/tyLpFudSfO
— PNC de Guatemala (@PNCdeGuatemala) September 23, 2024
Resultados positivos en las requisas
A lo largo de este año, las autoridades han desplegado múltiples operativos similares en centros penitenciarios del país, con resultados favorables. Estos operativos han permitido decomisar privilegios a los que privados de libertad no deberían tener acceso, como videojuegos, aire acondicionado, equipos de sonido y refrigeradoras. Además, se ha logrado confiscar dispositivos electrónicos como teléfonos celulares, cargadores, computadoras y routers, elementos clave para la comunicación con el exterior.
El acceso a estos dispositivos no solo les permitía a los reclusos mantenerse en contacto con sus familiares, sino que también facilitaba la continuación de actividades delictivas, como las extorsiones. Con el uso de celulares y redes de internet, algunos internos seguían girando instrucciones para que estas extorsiones se ejecutaran fuera de los muros del penal, o bien realizaban las llamadas extorsivas ellos mismos.
Extorsiones dentro del penal: la “talacha”
Dentro de la prisión también se ha documentado la presencia de extorsiones entre reclusos, conocidas como talacha. Este sistema de extorsión interna obliga a los reclusos a pagar por su seguridad personal, bajo la amenaza de ser golpeados o sufrir otras formas de abuso físico. La talacha es una práctica que, según las autoridades, se ha venido extendiendo en los centros penitenciarios, lo que evidencia el poder que algunos internos mantienen en los penales.
Estas requisas forman parte de una estrategia gubernamental cuyo fin es devolver a los centros de privación de libertad su propósito original: ser lugares donde los reclusos cumplan sus condenas por los delitos cometidos, en lugar de funcionar como residencias donde algunos internos disfrutan de privilegios y lujos.
Las autoridades han reafirmado su compromiso de continuar con este tipo de operativos para garantizar que los centros penitenciarios no sean focos de delitos.
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