El Progreso, Guatemala, 12 feb (EFE).- Cientos de personas acudieron el martes con flores y acompañados de mariachis al cementerio de la comunidad de Santo Domingo Los Ocotes, en Guatemala, donde despidieron a cuatro de las víctimas del accidente de autobús ocurrido el lunes en el que murieron 54 personas.
El sepelio se llevó a cabo luego de una misa en la que participó el presidente Bernardo Arévalo.
Con canciones de música ranchera y flores rojas, blancas y amarillas, los familiares de Catalina Pérez, Santos Ortiz, Alfredo Canté y Celestino Quiñónez acudieron al cementerio de Santo Domingo Los Ocotes para dar el último adiós a sus seres queridos.
El Gobierno de Guatemala, por mandato del presidente @BArevalodeLeon, asume la responsabilidad de entregar el aporte económico correspondiente al seguro para las familias afectadas por la tragedia de la Calzada La Paz. pic.twitter.com/t8qRkrD4DR
— Gobierno Guatemala (@GuatemalaGob) February 12, 2025
Se unen en el dolor
Los vecinos unieron esfuerzos para construir en pocas horas los nichos donde sepultaron a los fallecidos y algunos optaron por recibir los ataúdes ofrecidos por el alcalde de San Antonio La Paz, localidad a la que pertenece la comunidad.
Los difuntos son parte del grupo de al menos 54 personas que fallecieron en un accidente de autobús que perdió el control en el norte de la Ciudad de Guatemala y que cayó en un río de aguas residuales a las orillas de una comunidad de escasos recursos.
Previo al entierro, los familiares de las víctimas llegaron hasta el salón comunal de la localidad para una misa auspiciada por las autoridades católicas del lugar y a la cual acudió el Presidente.
El mandatario, junto a su esposa, doctora Lucrecia Peinado, visitaron algunos de los hogares de las víctimas, concluyendo antes del entierro.
Para este miércoles se espera que se dé sepultura a otras cuatro personas en la misma localidad y a otras tres víctimas se les despedirá en un cementeriode la Ciudad de Guatemala.
El accidente del lunes fue uno de los accidentes de tráfico más mortíferos que ha padecido el país durante el presente siglo.
El peor del que se tiene registro en los últimos años ocurrió en 2002, cuando un autobús se precipitó por un abismo en la zona de La Mesilla, cercana a la frontera con México, y cayó al río Selegua, dejando 55 muertos. Muchos de los cuerpos fueron recuperados por los equipos de socorro en medio de las fuertes lluvias.
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