Redacción Ciencia, 4 ago (EFE).- Un equipo de científicos halló vida marina a profundidades de cerca de 10 kilómetros. Se trata de comunidades de gusanos y moluscos oceánicos que viven gracias a un proceso de quimiosíntesis, ya que, al no recibir luz solar para realizar la fotosíntesis, obtienen su energía de reacciones químicas.
El hallazgo de vida en un entorno tan extremo, al que no llega la luz, aparece descrito este miércoles en la revista Nature y lo firman investigadores de Nueva Zelanda, China, Rusia y Dinamarca.
Los científicos usaron el vehículo sumergible tripulado chino, de nombre Fendouzhe, para realizar una expedición hasta las profundidades de dos de las fosas oceánicas más profundas del planeta, la de las kuriles y la occidental de las Aleutianas, precisamente en las cercanías del foco del gran terremoto ocurrido hace unas horas en la península rusa de Kamchatka.
La fosa de las Kuriles se sitúa en el Pacífico Noroccidental, al este de las islas Kuriles, la isla japonesa de Hokkaido y Kamchatka, y constituye una de las depresiones más profundas del planeta.
La de las Aleutianas occidentales discurre de este a oeste por la costa sur de Alaska y las aguas adyacentes del noreste de Siberia, frente a la costa de Kamchatka. Se extiende por aproximadamente 3.400 kilómetros, donde la placa del Pacífico se desliza bajo la placa Norteamericana.
La misión cubrió más de 2.500 kilómetros de superficie a lo largo de ambas fosas, con profundidades que van de los 5 mil 800 y los 9 mil 533 metros.
La alerta de tsunami en México solo se activó como medida preventiva.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, informó durante su conferencia de prensa que la alerta de tsunami para México se activó como medida preventiva.
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Una floreciente comunidad de vida quimiosintética
En esos entornos extremos y gracias a los instrumentos para tomar muestras del que dispone el vehículo tripulado Fendouzhe, los investigadores han descubierto una “floreciente vida quimiosintética” a unas profundidades donde les parecía impensable encontrarse con estos organismos.
Se trata de comunidades de gusanos marinos (‘poliquetos siboglinidos’) y moluscos bivalvos ancestrales, que se han ido adaptando para poder producir energía que les permita sobrevivir sin necesidad de luz solar.
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