Ciudad de Guatemala, 27 feb (AGN).- Cuando Obispo Cumes tenía 5 años vivía en un área de tierra fértil, donde su familia cultivaba maíz, frijol y otros granos y legumbres.
Él vivía con sus padres y hermanos, algunos metros a la izquierda de su casa vivía uno de sus tíos y a la derecha, el otro. Obispo dice que toda su familia habitaba en el área y se dedicaba a la agricultura.
Tiene buenos recuerdos de la convivencia con sus parientes. Constantemente iba con sus primos a cazar armadillos o venados para que su mamá los hiciera guisados o asados.
También se subía con ellos a los árboles para cortar sus frutos y disfrutaba comer aguacates, lo cual hacía con frecuencia porque los tenía en el patio de su casa.
Llegada de exploradores
Así era la vida de Obispo a los 5 años, hasta que llegó un grupo de personas a medir el terreno donde la familia vivía. El niño vio cómo observaban la tierra, la tocaban y la analizaban.
Los individuos que llegaron ingresaron al área y observaron todo: hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia adelante, en todas direcciones.
Obispo recuerda que el trigo estaba camagua cuando el grupo llegó, faltaba poco tiempo para cortarlo. Recuerda esto porque en el área donde estaba sembrado el trigo, las personas pusieron una estaca.
El niño no sabía qué estaban haciendo esas personas, ni recuerda cuánto tiempo duraron analizando el suelo del lugar.
“Lo siguiente que recuerdo es que el área ya estaba limpia. Habían quitado la tierra y la habían trasladado para otro lugar”, cuenta.
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Luego de esta explicación, Obispo comenta que tuvo que retirarse del lugar. El porqué es algo que aún le sorprende, pues resulta que el grupo de personas que llegaron a su vivienda le comunicaron a su familia que vivían en un lugar histórico.
Con esa noticia, las excavaciones comenzaron. La familia tuvo que mudarse, pero Obispo no pudo alejarse del lugar donde creció.
Las excavaciones duraron 20 años, desde 1950 hasta 1970, y fueron lideradas por George Guillemin. Durante 20 años, Obispo vio cómo su hogar poco a poco iba adquiriendo otro aspecto. Ya no era simplemente el lugar donde vivió, ahora significaba mucho más, era un pedazo de la historia de Guatemala.
Era Iximché, la primera capital del Reino de Guatemala. Es el lugar donde los cakchiqueles se asentaron para desarrollarse y vivir 500 años atrás. Un área llena de plazas, palacios, estadios para jugar pelota maya, templos y otras estructuras precolombinas.
Regreso a Iximché
Luego de permanecer alejado del lugar por 25 años, Obispo regresó a Iximché como parte de la administración del lugar. Comenzó a trabajar como cobrador de la entrada del parque, sin embargo, desde hace 10 diez años, Obispo, que ahora tiene 70 de edad, se dedica a arreglar el parque para los visitantes.
Asegurarse de que la hierba no crezca más de lo necesario, que los visitantes respeten las reglas de entrada al sitio arqueológico y verificar que las áreas se mantengan limpias son algunas de las tareas que desempeña Obispo día a día.
Quiere seguir cuidando el parque hasta que Dios se lo permita, dice con una sonrisa tímida. Imaginar su vida lejos de Iximché no es algo que entusiasme a Obispo, mientras pueda continuará cuidando Iximché día a día.
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AGN. /lc/dm