Ciudad de Guatemala, 2 dic (AGN).- No cabe duda de que Adriana Ruano se ha convertido en un ícono no solo del deporte guatemalteco, sino también del internacional, al grabar su nombre en la historia del olimpismo con una medalla de oro. Sin embargo, tras dedicar más de 25 años a esta disciplina, nos comparte las vivencias que han marcado su camino hacia el éxito.
Muchas veces, cuando se piensa en el deporte, se cree que el momento más gratificante para un atleta es subirse al podio, lo cual es cierto, pero el verdadero proceso que los lleva a ese instante es lo que los moldea tanto física como mentalmente.
No es necesario ganar todas las competencias; es imposible ganar siempre. Eso es lo que quiero transmitir: que la gente entienda la importancia de la cultura deportiva. Nos apoyen no solo cuando ganamos, sino aún más cuando perdemos.
La meta es efímera: disfrutar el camino
El 31 de julio pasado, Adriana alcanzó el mayor logro de su carrera al coronarse campeona olímpica en foso olímpico, un logro que se suma a su resiliencia al haber cambiado de disciplina debido a una lesión. Este cambio le enseñó a valorar cada etapa de su recorrido y disfrutarlo plenamente.
Quiero decirles que disfruten el camino. Es fácil disfrutar los buenos momentos, pero hay que aprender a abrazar los difíciles, porque son los que realmente nos marcan. El momento de alcanzar la meta es efímero, pero el verdadero aprendizaje está en todo el trayecto vivido.
Adriana, con 25 años de trayectoria en el deporte, ha aprendido a disfrutar del camino y a enfrentar con fortaleza los retos que la vida le ha presentado. Su madurez mental, forjada a lo largo de este recorrido, le ha permitido sobreponerse a las adversidades, demostrando que su espíritu de campeona se forjó mucho antes de alcanzar la cima.
Además de compartir sus experiencias, Adriana envió un mensaje motivador para quienes desean sumarse al deporte, logrando así encontrar a más representantes dignos de Guatemala en competiciones internacionales.
A los jóvenes les digo que sueñen en grande, el deporte siempre les abrirá las puertas. Y a los padres de familia, quiero decirles que el deporte no es una pérdida de tiempo; al contrario, es una herramienta de formación para la vida. Aunque no es un camino fácil ni inmediato, vale la pena por los valores, la disciplina y la fortaleza que aporta.
Con su historia, Adriana Ruano demuestra que las verdaderas victorias no solo se ganan en el podio, sino en cada paso del camino recorrido. Su legado trasciende medallas, recordándonos que el deporte es una herramienta para soñar, superar límites y transformar vidas.
Adriana no solo se ha convertido en un ícono del deporte, sino en una inspiración viva para quienes creen que la grandeza se construye con esfuerzo, pasión y valentía de disfrutar cada momento del viaje. Su mensaje resuena como un eco eterno: sueña en grande, abraza los desafíos y nunca dejes de creer.
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