Escuintla, 23 sep (AGN).- El incremento en la actividad del volcán de Fuego tiene en apresto a todas las instituciones gubernamentales en Escuintla, las cuales coordinan acciones para atender cualquier eventualidad. Una de las primeras medidas adoptadas fue la habilitación de albergues, a los que se trasladaría a personas que residen en cercanías de barrancas en las cuales se deposita el material volcánico.
Según se informó, la cabecera departamental y Santa Lucía Cotzumalguapa ya tienen listos recintos de este tipo. En la última de las jurisdicciones los albergues también se pondrían a disposición de pobladores de San Pedro Yepocapa, Chimaltenango, por la cercanía.
Otro municipio que cuenta con refugios es Siquinalá. Las autoridades indicaron que estos permitirán resguardar a vecinos del casco urbano y las comunidades Las Palmas y Los Cimientos. Se estima que ahí hay unas 850 familias.
El gobernador Luis Hernández Chen manifestó que, además, se preparan medios de transporte para apoyar en las evacuaciones, en caso necesario.
El funcionario convocó desde temprano a los integrantes del centro de operaciones de emergencia (COE) departamental, quienes permanecen reunidos y se actualizan constantemente sobre la situación en el coloso. Asimismo, definen las medidas preventivas y están en constante comunicación con la sede central de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
La situación
Las autoridades indicaron que la dispersión de ceniza continúa hacia el oeste-suroeste. Las columnas alcanzan hasta los 6 mil metros sobre el nivel del mar y llegan hasta a 30 kilómetros de distancia. Hasta ahora, los flujos piroclásticos no han alcanzado ninguna comunidad en las cercanías al volcán; las más cercanas se encuentran a 6 o 7 kilómetros.
Durante la más reciente comunicación con expertos del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), se dio a conocer que, si bien la actividad se considera estable, podría registrarse un aumento en la energía de la erupción y flujos piroclásticos de mayor alcance en cualquier barranca. Asimismo, podría incrementar la dispersión de ceniza, lo cual afectaría el tráfico aéreo.
La institución cuenta con nueve estaciones de monitoreo alrededor del coloso y con una cámara que emite señal en directo. Además, persiste la vigilancia visual por parte de la Unidad de Prevención de Volcanes.
Hernández informó que las comunidades priorizadas son las más cercanas a las barrancas que están siendo afectadas. Agregó que se mantiene el monitoreo por las lluvias, pues podrían causar el descenso de lahares.
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