Miami, 8 sep (EFE).- Cobra y One-Betta, las dos protagonistas del primer programa con perros entrenados para detectar COVID-19 en un aeropuerto de Estados Unidos, mostraron este miércoles en el de Miami cómo descubren la presencia del virus causante de la pandemia.
Según dijo Kenneth G. Furton, responsable de la entidad que ha adiestrado a los perros, el Instituto Internacional de Investigación Forense (IFRI, en inglés) de la Universidad Internacional de Florida (FIU), Cobra y One Betta pueden detectar COVID-19 con un nivel de fiabilidad del 97.5 %, mayor que el de algunas pruebas de laboratorio o farmacéuticas.
Las dos perras, una pastora de Malinas (Bélgica) y otra pastora holandesa, son las protagonistas de un programa piloto que se lleva a cabo por 30 días en la entrada de empleados de la terminal de American Airlines en el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA).
Furton indicó que está previsto llevar a cabo otro programa de prueba de 30 días en la sede del gobierno del condado de Miami-Dade y otro más en el puerto de Miami y posteriormente, y en función de los resultados obtenidos, las autoridades decidirán qué cometido les dan a los perros detectores de COVID-19.
En la prueba los trabajadores de American Airlines que voluntariamente se prestaban a ello circulaban por un pasillo entre dos pantallas de separación que les llegaban por la cintura y se detenían en los puntos marcados para ello.
Allí se quitaban las mascarillas y las sostenían con la mano por encima de la pantalla de separación de su derecha, para que una de las perras conducida por una entrenadora pudiera olfatearlas.
Si el perro se sienta, hay COVID-19
Cuando el perro se sienta después de olisquear una mascarilla significa que detectó COVID-19 y si pasa de largo es que no hay presencia de coronavirus, explicó una entrenadora.
Durante la demostración las perras, que se alternan en tandas de trabajo de 30 minutos, no detectaron COVID-19 a ninguno de los trabajadores que circularon por los pasillos.
American Airlines no obliga a sus trabajadores a vacunarse contra COVID-19 y tampoco a hacer esta prueba antes de entrar al centro de trabajo, aunque la mayoría accedía a realizarla para ver en acción a Cobra y One-Betta.
En caso de que sí hubieran detectado COVID-19, la persona en cuestión hubiese sido llevada a la enfermería del aeropuerto y sometida a una prueba para corroborar si efectivamente tenía la enfermedad.
Furton indicó que la gran ventaja del uso de perros para detectar COVID-19 en áreas donde se concentra gran número de personas es la rapidez con la que pueden rastrear el virus.
También subrayó que en perros que ya están adiestrados para detectar fuego, explosivos o drogas solo se tarda un máximo de tres semanas en capacitarlos para detectar COVID-19.
Si el perro es novato, puede llevar unos tres meses.
Cobra y One-Betta fueron adiestradas anteriormente para detectar una plaga que está causando grandes daños en las plantaciones de aguacate de Florida.
Para entrenarlas en la detección de COVID-19 usaron mascarillas de enfermos, previamente esterilizadas con rayos ultravioletas, que les suministraron hospitales de Miami, dijo Furton, que lleva 25 años trabajando con perros y ha logrado la primera certificación para un equipo canino de detección de COVID-19.
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