Ciudad de Guatemala, 17 nov (AGN).– Costa Rica recibió en el Estadio Nacional de San José a Honduras en el cierre de una eliminatoria mundialista que ya está escrita para la historia. Luego de un partido trabado, donde ambos intentaron mantener vivo su sueño mundialista, ambas potencias de la zona quedaron eliminadas del Mundial 2026.
La segunda parte fue un juicio final que terminó sin vencedor ni clasificado. En 45 minutos se consumó lo impensado: ni los ticos ni la H lograron subirse al tren rumbo al Mundial United 2026. El ambiente, cargado y tenso, se transformó en incredulidad mientras el reloj avanzaba y nadie encontraba el gol salvador. En un Estadio Nacional lleno, cada error se sintió como un puñal… y aun así, ninguno pudo cambiar la historia.
La presión recayó por completo sobre Miguel “Piojo” Herrera, quien ahora carga con el peso de una eliminación que golpea fuerte al fútbol costarricense. Pero del otro lado, Honduras también se marcha con la misma frustración: una generación que luchó hasta el final, pero que no pudo romper el cerrojo ni encontrar la épica que pedía la noche.
Un país entero observa, sufre y trata de asimilar que esta eliminatoria quedará marcada como uno de los capítulos más duros de los últimos años. Costa Rica y Honduras, dos potencias centroamericanas, se despiden juntas, en silencio, sin Mundial y con más preguntas que respuestas.
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