Ciudad de Guatemala, 1 nov. (AGN).- Con más de un siglo de historia, los barriletes gigantes adornan el cielo el Día de Todos los Santos, cada 1 de noviembre, cuando los artesanos plasman, en arte, la cultura de los pueblos ancestrales.
Uno de los lugares con esta tradición es Santiago Sacatepéquez, a 21.3 kilómetros de la Ciudad de Guatemala. Ahí se encuentra el hogar del grupo Jóvenes Pioneros, el cual promueve la elaboración de barriletes gigantes entre cada vez más jóvenes. Rony Cuc, uno de los integrantes de este grupo, indicó:
El grupo inició en 2004, hace 21 años, con la emoción de elaborar nuestro propio barrilete. En ese momento éramos solo siete personas, ahora ya llegamos a 30 integrantes presentes y 50 con nuestros colaboradores.
La idea de crear un grupo de amigos nació durante la Feria del 25 de julio. La mayor parte estábamos paseando y nuestros recursos eran escasos. Poco a poco, varias personas de Santiago nos echaron la mano para seguir, dijo Cuc.
Nuestro primer nombre fue Tejedores de la Cultura. Luego hablamos del tema y pusimos Jóvenes Pioneros, al ser los primeros en realizar los barriletes en Santiago.
A la fecha, suman tres generaciones que han encabezado el grupo para la elaboración de los barriletes gigantes para ser exhibidos el 1 de noviembre en el Cementerio General de Santiago Sacatepéquez.
Su elaboración
Con 10 meses de anticipación inicia la elaboración del barriletes gigantes, con la ideación del diseño.
Iniciamos desde enero con reuniones para concretar el diseño, porque el diseño anterior hay que superarlo. Lo que nos caracteriza es hacer diseños en 3D, con lienzos que brindan una elaboración más artística.
Al tener el diseño de este año, se inicia la elaboración de la estructura, con al menos 40 varas de bambú de 15 metros de largo mínimo.
Tratamos de elaborar piezas por separado, para avanzar y luego ensamblarlas como un rompecabezas, hasta darle forma al barrilete.
Otros de los materiales utilizados por los Jóvenes Pioneros son lazos, papel de china, papel bond, cinta plástica, pegamento, entre otros.
Algo representativo de este grupo es la diversidad de edades de las personas que participan en la elaboración del barrilete, que va desde los 15 hasta más de 30 años.
Nuestros familiares nos enseñaron este arte de hacer un barrilete y la meta es que vengan más generaciones para poder plasmar un pensamiento hacia nuestros antepasados.
A pesar del trabajo hasta altas horas de la madrugada, al llegar el 31 de octubre y ver su arte terminado y su traslado para su colocación en el cementerio, el cansancio y bostezos se vuelven en sonrisas y la alegría de ver su mensaje volar por el cielo de Santiago Sacatepéquez.
Un homenaje
Cuando la lluvia merma y el viento sopla fuerte, se cree que los espíritus descienden al mundo terrenal. Entre ellos, los ancestros que descienden a visitar a sus seres queridos.
La elaboración de un barrilete no es solo representar una costumbre, nuestro arte, sino es un homenaje para conectar con los antepasados y alejarlos de los espíritus negativos en esa fecha.
Antes de que los rayos del sol alumbren el Cementerio General de Santiago Sacatepéquez, varios grupos de amigos y familiares se apersonan en el lugar para armar los barriletes, y dar una ofrenda a esas personas que han dejado su vida terrenal.
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