Ciudad de Guatemala, 15 nov. (AGN).- El presidente Bernardo Arévalo participó en el cierre del diálogo titulado Tejiendo historias, construyendo democracia, organizado por la Comisión Nacional por la Paz y los Derechos Humanos (Copadeh).
En su discurso, el mandatario subrayó la relevancia de la memoria histórica como una herramienta clave para cimentar la democracia y fortalecer la reconciliación nacional.
Durante su intervención, Arévalo reflexionó sobre los obstáculos que enfrenta Guatemala en su camino hacia la estabilidad democrática.
Estamos empezando a salir apenas de uno de los agujeros más complejos de nuestra historia y aún nos queda mucho para poder respirar tranquilos, y para poderles decir que hemos reestablecido plenamente nuestra democracia, y mucho más para decir que la hemos solidificado a prueba de corruptos y abusadores.
🔴 | Diálogos para la memoria: “Tejiendo historias, construyendo democracias”. https://t.co/254p9U5Ls6
— Gobierno Guatemala (@GuatemalaGob) November 15, 2024
El valor de reconocer triunfos y errores
El Presidente también enfatizó la importancia de reconocer tanto los logros como los errores del pasado.
Reconocer nuestros triunfos en distintos momentos de distintos sectores y reconocer nuestros errores, esas son las funciones de la memoria y son funciones necesarias para cimentar la convivencia democrática en nuestro país.
Este enfoque resalta que la memoria histórica no es solo un mecanismo de revisión, sino un pilar fundamental para la paz y la comprensión mutua.
La implementación de la memoria democrática responde a las recomendaciones de la Ley de Esclarecimiento Histórico, que insta a los guatemaltecos a investigar y analizar el pasado.
Arévalo subrayó que, a través del estudio detallado de la historia, es posible construir bases sólidas que prevengan futuros conflictos y garanticen la estabilidad social.
Escuchar todas las voces
El Presidente hizo un llamado a la inclusión de todas las voces y protagonistas, en especial a aquellas personas que fueron víctimas de la violencia y de violaciones a los derechos humanos en diferentes épocas de la historia del país.
La política de Gobierno de memoria democrática es parte de la convicción de que la paz, la reconciliación y la concordia nacionales deben estar fundadas en el conocimiento del pasado.
Arévalo también destacó que la memoria histórica no se limita al período del conflicto armado que finalizó en 1996.
La memoria no termina ni se agota en 1996, no se limita al necesario e indispensable reconocimiento de las víctimas del enfrentamiento armado interno, ni a la exigencia de cuentas a las personas y a las instituciones que las victimizaron.
Este enfoque busca un entendimiento más amplio que permita a Guatemala avanzar hacia un futuro más justo y pacífico.
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