Ciudad de Guatemala, 24 sep (EFE).- Cinco militares guatemaltecos en situación de retiro fueron sentenciados a cadena perpetua por un tribunal belga por el asesinato y desaparición de tres sacerdotes belgas entre 1980 y 1982, en pleno conflicto armado interno, por lo que ciudadanos del país europeo promueven su extradición a Bélgica.
Los exmilitares fueron condenados por una corte de Lovania a cadena perpetua y el fin último es que estas personas sean extraditadas a Bélgica para cumplir su sentencia, explicó el belga Stephan Parmentier, profesor de la universidad católica de Lovaina durante una conferencia de prensa en la ciudad de Guatemala.
Parmentier dijo que durante la visita a Guatemala, que inició el pasado 19 de septiembre junto a otros compatriotas, se reunieron con el presidente Bernardo Arévalo, quien les indicó que comparte el sentido de justicia de la misión belga, y que es el Organismo Judicial el responsable de hacerse cargo del proceso contra los militares.
Sentencia en Bélgica
El 14 de diciembre de 2023, un tribunal penal de la ciudad de Lovaina encontró culpables al general y exjefe del Estado Mayor del Ejército Benedicto Lucas García, el exministro de la defensa Ángel Cabrera, el exministro de Gobernación Donaldo Álvarez Ruiz, al exjefe de inteligencia Manuel Callejas y al exjefe policial Pedro García Arredondo del asesinato y otros crímenes cometidos contra cuatro sacerdotes de la congregación del Inmaculado Corazón de María.
La justicia de Bélgica no ha solicitado formalmente la extradición de los militares retirados guatemaltecos, tres de los cuales están en prisión en Guatemala por condenas de hasta 80 años por crímenes durante la guerra interna mientras que los otros dos están prófugos desde hace décadas.
Los crímenes
De acuerdo con testimonios, el sacerdote Walter Woordeckers murió a manos de las fuerzas armadas el 12 de mayo de 1980 frente a la parroquia de Santa Lucía Cotzumalguapa, en el departamento de Escuintla, según un comunicado de la organización civil Guatebelga.
Además, asesinaron al religioso Ward Capiu el 22 de octubre de 1981 en San Lucas Sacatepéquez, donde se desempeñaba como misionero, y Serge Berte desaparecio en enero de 1982 en una avenida principal de la ciudad de Guatemala y no aparece hasta la fecha, de acuerdo con la misma fuente.
Otro sacerdote belga, Paul Schildermans, se le detuvo de manera arbitraria el 4 de enero de 1982, fue víctima de tortura en una cárcel clandestina y recobró su libertad dos días después.
El director de Guatebelga, Raplh Allert, detalló que si no es posible la extradición de los militares que condenó un tribunal en Bélgica, buscarán en el derecho internacional opciones para que la condena se aplique en Guatemala.
Allert calificó de histórica la condena en Bélgica porque es la primera condena contra altos funcionarios de un país extranjero bajo la ley de estructuras criminales.
La misión belga en Guatemala la completa Carlos Colson, sobrino del sacerdote Walter Woordeckers asesinado en mayo de 1980.
Contexto histórico
Entre 1970 y 1990 operaron en Guatemala estructuras paramilitares manejadas por el Estado bajo secreto, que se encargaban de manejar redes de espionaje y coordinar secuestros, torturas y asesinatos de personas que supuestamente pertenecían a la insurgencia, de acuerdo con el informe ‘Guatemala: Nunca Más del Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica’.
En 1999, Estados Unidos reveló un documento denominado ‘Diario Militar’, el cual contenía registro de las ejecuciones extrajudiciales cometidas entre 1983 y 1985 en Guatemala.
Los crímenes contra los misioneros belgas sucedieron durante el conflicto armado interno (1960-1996) el cuál dejó más de 200 mil muertos y desaparecidos, de acuerdo con registros oficiales. EFE
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