Ciudad de Guatemala, 6 sep. (AGN).- La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) desempeña un papel crucial al ayudar a millones de personas forzadas a dejar sus hogares en busca de seguridad.
Fundada en 1950 tras la Segunda Guerra Mundial, su misión ha crecido exponencialmente para atender las nuevas demandas globales de protección y asistencia.
ACNUR se dedica a garantizar que toda persona que huye de su país en busca de asilo tenga el derecho a solicitarlo y a recibir protección. La violencia, las guerras y las persecuciones son las principales causas que obligan a millones de personas a dejar atrás sus hogares y vidas. Para ellas, ACNUR representa una esperanza, una entidad que trabaja sin descanso para que los refugiados y desplazados reciban el apoyo necesario y puedan reconstruir sus vidas.
Desde su creación, ACNUR ha trabajado junto a gobiernos y socios para fortalecer las leyes y sistemas nacionales que protegen los derechos de los refugiados. Uno de sus principales enfoques es asesorar a los gobiernos en la creación de marcos legales que permitan a estas personas acceder a la documentación, la atención médica, la educación y el empleo. A través de esta colaboración, ACNUR contribuye a que los desplazados puedan recuperar su dignidad y acceder a los servicios esenciales para su bienestar.
El 58% de las personas desplazadas por la fuerza permanecen en su propio país.
El 69% de los refugiados y otras personas necesitadas de protección internacional viven en países vecinos al suyo.
La mayoría quieren volver a sus hogares.
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— ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados (@ACNUR_es) September 6, 2024
Una respuesta a la Segunda Guerra Mundial
ACNUR nació como una respuesta directa a las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. La Asamblea General de las Naciones Unidas creó esta agencia en 1950, con el propósito inicial de ayudar a los millones de personas en Europa que se habían visto forzadas a huir o que habían perdido su hogar debido al conflicto. En un principio, se estableció un periodo de tres años para que ACNUR cumpliera su misión, tras lo cual se esperaba que la agencia cerrara sus puertas. Sin embargo, la creciente necesidad de asistencia humanitaria prolongó su existencia indefinidamente.
Lo que comenzó como una respuesta temporal se convirtió en una misión continua, ya que la cantidad de personas desplazadas por guerras y conflictos no dejó de aumentar en todo el mundo. Hoy, ACNUR sigue siendo la organización líder en la protección de los refugiados a nivel global, y su labor va mucho más allá de sus objetivos iniciales en Europa.
Un rol internacional
A lo largo de los años, la misión de ACNUR ha evolucionado para abarcar más que solo la protección de los refugiados que cruzan fronteras. Hoy, su mandato incluye también la protección de personas desplazadas internamente dentro de sus propios países y aquellas que carecen de una nacionalidad. Estas personas, a menudo invisibles para los sistemas legales de sus países, encuentran en ACNUR un defensor que lucha por sus derechos.
El alcance de la labor de ACNUR no se limita a ofrecer refugio y protección inmediata. La agencia también busca soluciones a largo plazo que permitan a las personas desplazadas recuperar su autonomía. Entre estas soluciones destacan los programas de repatriación voluntaria, integración local o reasentamiento en terceros países.
Actualmente, ACNUR cuenta con más de 18 mil 879 personas trabajando en 137 países alrededor del mundo. Estas personas, distribuidas en oficinas, campamentos de refugiados y zonas de crisis, están comprometidas con la misión de brindar apoyo y protección a los desplazados. Desde su fundación, ACNUR ha asistido a más de 50 millones de personas refugiadas, permitiéndoles reanudar sus vidas tras haber sido forzadas a huir.
El impacto de la labor de ACNUR se refleja en las historias de personas que, tras haber perdido todo, han podido encontrar un nuevo comienzo gracias a la intervención de la agencia. Sin embargo, el desafío sigue siendo inmenso. En la actualidad, más de 89.3 millones de personas en el mundo se encuentran desplazadas debido a conflictos, persecuciones y desastres naturales. Esta cifra incluye refugiados, desplazados internos y apátridas, quienes dependen de la ayuda de ACNUR para poder sobrevivir y recuperar sus derechos.
Una labor humanitaria esencial
La necesidad de una organización como ACNUR es más evidente que nunca. En un mundo donde los conflictos y la inestabilidad siguen provocando desplazamientos forzados, la labor de la agencia se vuelve fundamental para la protección de los derechos humanos de los más vulnerables. ACNUR no solo brinda asistencia material, como alimentos, refugio y atención médica, sino que también se asegura de que los refugiados y desplazados tengan acceso a educación y empleo, herramientas esenciales para reconstruir sus vidas.
El trabajo de ACNUR no se limita a las fronteras de los países en conflicto. Su presencia en 137 países asegura que, sin importar dónde se encuentren, las personas que han sido forzadas a huir reciban el apoyo que necesitan. En muchos casos, la intervención de ACNUR marca la diferencia entre la vida y la muerte para quienes se enfrentan a situaciones de extrema vulnerabilidad.
ACNUR sigue siendo un pilar fundamental en la protección de las personas forzadas a huir. La agencia continúa trabajando para salvar vidas y ofrecer un futuro mejor a millones de personas. Con su compromiso inquebrantable, seguirá siendo una luz de esperanza para los refugiados y desplazados.
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lr/ir