Ciudad de Guatemala, 16 ago (AGN).- Durante un operativo de requisa que se llevó a cabo ayer en el Centro Preventivo para Hombres y Mujeres de Chimaltenango, las autoridades lograron el decomiso una serie de objetos que, en teoría, deberían estar prohibidos dentro de los recintos penitenciarios.
La operación, que estuvo a cargo de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) en conjunto con el Ministerio Público (MP), se efectuó con el fin de frenar las actividades ilícitas que se siguen gestionando desde el interior de las cárceles.
Objetos decomisados
La requisa permitió a los agentes localizar:
- 10 teléfonos celulares
- dos radios portátiles o walkie-talkies
- tres cargadores para los dispositivos decomisados
- una considerable cantidad de drogas, entre estas una libra de marihuana y cincuenta pequeñas bolsas que también contenían la misma sustancia.
- 15 cargadores para celulares
- una memoria USB
- un chip de teléfono
- un cargador portátil
- un router con conexión wifi
- una pesa digital
- varios objetos punzocortantes
Sin embargo, lo que más llamó la atención fue la presencia de un videojuego, una bocina y un reproductor de DVD. Todos artículos son objetos que los reclusos lograron introducir de manera ilegal al centro penitenciario.
Los artículos decomisados estaban ocultos en uno de los sectores, específicamente en el área de baños, donde se había improvisado un agujero para esconderlos (caleta).
Durante una requisa realizada ayer por #PNC y el #MP en el Centro Preventivo para Hombres y Mujeres de Chimaltenango se localizaron 10 celulares, 2 radios portátiles, tres cargadores para los mismos, una libra de marihuana, además de 50 bolsas con la misma droga pic.twitter.com/Vb4tTmX3cI
— PNC de Guatemala (@PNCdeGuatemala) August 16, 2024
Requisas constantes
Las autoridades han intensificado las requisas en las cárceles del país con el objetivo de decomisar artículos ilegales que facilitan la comisión de delitos desde el interior de estos centros.
A través de estos operativos se pretende, no solo incautar objetos prohibidos, sino también desarticular las redes criminales que operan dentro de las prisiones.
Uno de los delitos más recurrentes que se originan desde las cárceles es la extorsión. A través de los celulares y el acceso a internet los reclusos logran coordinar actos delictivos, no solo en las inmediaciones del penal, sino también en el exterior.
Las extorsiones se han convertido en una de las principales preocupaciones para las autoridades, ya que son responsables de la pérdida de la tranquilidad de muchas personas trabajadoras que día a día se ven afectadas por las demandas ilícitas de dinero bajo diferentes amenazas.
El impacto de las extorsiones
Las extorsiones representan un grave problema social en Guatemala. La mayoría de los casos de este delito se gestan desde las cárceles, donde los reclusos, valiéndose de los celulares y la tecnología que logran ingresar, coordinan pagos ilícitos que afectan a comerciantes, transportistas y ciudadanos en general.
Aunque muchos de los extorsionistas se encuentran tras las rejas, esto no les impide continuar delinquiendo.
Con el acceso a teléfonos y la conexión a internet los reclusos tienen la capacidad de seguir amenazando y exigiendo dinero a sus víctimas. En muchos casos, incluso logran dar órdenes para que terceros hagan los cobros en el exterior.
Este tipo de criminalidad ha creado un clima de miedo e inseguridad en la población, la cual vive bajo la constante amenaza de perder su patrimonio o, en casos extremos, su vida, si no cumplen con las demandas de los extorsionadores.
Compromiso de las autoridades
Ante este panorama, el compromiso de las autoridades es claro. Se ha establecido una estrategia a largo plazo para llevar a cabo requisas periódicas en las cárceles, buscando no solo decomisar objetos ilegales, sino también disminuir la capacidad de los reclusos para seguir operando desde el interior.
En este sentido, los operativos han demostrado ser efectivos, ya que logran detectar y confiscar dispositivos que facilitan la comunicación entre los delincuentes y sus cómplices en el exterior.
El objetivo es claro: debilitar las redes de extorsión y otros delitos que se coordinan desde los establecimientos penitenciarios. Al decomisar celulares, radios y otros dispositivos, se reduce significativamente la capacidad de los reclusos para continuar con estas actividades ilegales.
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