Ciudad de Guatemala, 21 abr (AGN).– Lo único seguro en esta vida es que un día partiremos de esta tierra, haciendo que cada día se tenga que vivir al máximo, levantándose de las caídas que puedan ir surgiendo en el camino, sin importar qué tan difíciles y complicadas sean. El 18 de abril de 1902 será una fecha que, luego de más de 100 años, será recordada por la eternidad en la historia de Guatemala. Pasadas las 20:00 horas, las placas tectónicas que dormían en el fondo de la tierra se despertaron e hicieron temblar a toda la ciudad de Quetzaltenango.
Entre uno y dos minutos, el tiempo se paralizó para los quetzaltecos. Gritos, pánico, desesperación y angustia eran los sentimientos de los miles de habitantes de la ciudad. Para colmo de males, la luz eléctrica se apaga, dejando a una ciudad totalmente devastada a la luz de la luna de Xelajú.
El siniestro tuvo una intensidad de 7.5 grados, devastando todo lo que encontró a su paso y dejando entre 800 y 900 cuerpos inertes como los escombros que los cubrían.
Con la luz del sol del 19 de abril, la ciudad que hasta hacía unas horas era muy próspera, se encontraba sumida en una profunda tristeza. Rápidamente el entonces presidente Manuel Estrada Cabrera envió a Quetzaltenango más de mil hombres para ayudar a levantar escombros y darles santa sepultura a quienes habían sucumbido por el movimiento telúrico.
Aún sabiendo que no hay un motivo claro para que la tierra tiemble, los expertos indican que el sismo se atribuye a la subida de la actividad volcánica de los conos cercanos. Al fenómeno se le denominó Terremoto de San Perfecto, porque el 18 de abril estaba llamado como día de San Perfecto de Córdova.
Noche de luna entre ruinas
Si existe algo positivo como resultado de esta tragedia, esto es el nacimiento de la composición Noche de luna entre ruinas, vals que fue orquestado por el quetzalteco Mariano Valverde, quien a raíz de perder a su progenitora ese fatídico día, tomó inspiración y creó esa melancólica melodía.
En su momento, el marimbista indicó que le puso este nombre porque durante esa noche hubo luna llena, siendo esta la única luz que alumbraba los escombros. De esta manera, años después, algunas familias quetzaltecas, al escuchar el resonar de la marimba, se remontan a la fatídica noche del 18 de abril de 1902 en Quetzaltenango.
Letra de la Noche de luna entre ruinas
Estar al borde de perder la fe en la madrugada,
o de tragarse las lágrimas, porque de nada servirán,
aguantar el frío que apuñala los corazones…
Y abrazar a los sueños que tiemblan de miedo,
y llorar pero para adentro,
sin más fuerzas que la fuerza natural,
sobrevivir una noche de luna entre ruinas.
y bailar el vals de la noche y sus estrellas,
mientras que las horas son aves que vuelan
lejos de su nido, que es la vida.
Pero sonreír muriendo,
ironía pintoresca de acuarelas color miedo,
luna que brilla apagada en el cielo,
noche de luna entre ruinas…
Y observar cómo los pedazos de cielo caen,
quedarme in fraganti en el robo de tu corazón,
sobrevivir a la pena de tu ausencia y su pena,
cargar con la cruz del olvido en
hombros compartidos,
cumpliendo la ley primordial de
amarás a tu prójimo,
alimentado de un amor de contexto desfavorecido.
Y aprender a bailar bajo la lluvia,
y besarte al filo de la madrugada,
despojados de todos los valores,
quedando solo el alma
y esta noche de luna entre ruinas.
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Ja/dm