Madrid, 5 oct (EFE).- El gusano de la cera puede degradar el plástico, según había descubierto un equipo de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ahora logró identificar dos enzimas presentes en la saliva de ese lepidóptero que le confieren esa capacidad.
La investigación, encabezada por Federica Bertocchini, del Centro español de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC), es la primera que resuelve el enigma de cómo la Galleria mellonella puede iniciar el proceso de degradación de uno de los plásticos más usados: el polietileno.
La degradación de este material mediante sistemas biológicos y la reutilización de sus subproductos podría ser una solución futura a la amenaza global de la acumulación de residuos plásticos.
Análisis de la especie
El equipo usó para su estudio larvas de gusano de la cera. Bertocchini se fijó en estos gusanos gracias a su afición a la apicultura, pues es una plaga de los panales.
Hay unos pocos insectos del género de los lepidópteros y los coleópteros capaces de degradar el politileno y el poliestireno. No obstante, la Galleria mellonella lo hace en unas pocas horas y a temperatura ambiente.
El misterio es cómo lo hace. Algunas investigaciones se han centrado en el intestino de los insectos con esa capacidad buscando en las bacterias de su microbioma. Sin embargo, el equipo de Bertocchini decidió estudiar la saliva de las larvas del gusano de la cera.
Degradación del plástico
La investigadora explica que para degradar el plástico el primer paso es iniciar un proceso de oxidación.
A partir de ahí se produce una reacción en cadena por la que las moléculas de plástico se descomponen en otras pequeñas, las cuales habría que ver si se pueden reutilizar.
Las dos enzimas pertenecen a la familia de las fenoloxidasas y fueron denominadas Demetra y Ceres. Además, son capaces de reproducir el efecto de oxidación en el polietileno, que representa alrededor del 30 % de la producción de plásticos sintéticos y se usa en envases alimentarios y bolsas.
Investigaciones anteriores demostraron que algunos plásticos pueden degradarse por medios biológicos, a través de algunos microorganismos, pero se necesita un duro tratamiento previo para iniciar el proceso, por ejemplo, usando calor o radiación.
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