Madrid, 13 jul (EFE).- En algún sitio algo increíble está esperando a ser conocido. La frase era del astrónomo y divulgador Carl Sagan y la hizo realidad el telescopio espacial James Webb con las primeras imágenes que ha tomado y en las que se revela un universo desconocido.
Las nebulosas de Carina y del Anillo del Sur y el Quinteto de Stephan son objetos cósmicos ya conocidos y fotografiados por el telescopio Hubble.
Sin embargo, la tecnología puntera del Webb y su capacidad de observar en el espectro infrarrojo ha proporcionado una visión sin precedentes de todos ellos.
Junto a estas imágenes se dio a conocer el espectro del exoplaneta WASP-96 b, que ha captado la señal inconfundible del agua.
El presidente estadounidense, Joe Biden, presentó la primera imagen infrarroja más profunda del universo, que muestra el cúmulo de galaxias SMACS 0723.
https://www.youtube.com/watch?v=ZoGO8kRqdMA
Nueva era
El James Webb, que fue lanzado al pasado día de Navidad y está ubicado a 1.5 millones de kilómetros, no solo es el telescopio más grande y avanzado en el espacio, sino que también ha abierto una nueva era en la astronomía.
Asimismo, busca centrarse en el estudio del universo primitivo, la evolución de las galaxias, el ciclo de vida de las estrellas y la existencia y composición de otros mundos.
La NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la canadiense (CSA), cuya colaboración ha hecho realidad al James Webb, celebraron hoy un evento, liderado por la agencia estadounidense, el cual constituyó la puesta de largo del telescopio que ahora empieza su misión científica.
El administrador de la NASA, Bill Nelson, fue quien parafraseó hoy a Sagan (1934-1996) al referirse a la misión del Webb, un proyecto, dijo, que mantiene nuestra capacidad de impulsarnos hacia delante para la ciencia, para asumir riesgos e inspirarnos. No queremos dejar de explorar el cielo.
https://www.youtube.com/watch?v=Me9xjo8H2Gc
Historia
Las primeras observaciones del telescopio, formado por un parasol del tamaño de una cancha de tenis y un gran espejo de 18 fragmentos hexagonales bañados en oro, cuentan la historia de un universo oculto.
La capacidad de ver desde los exoplanetas vecinos hasta las galaxias más lejanas del universo primitivo, hacen del Webb una especie de máquina del tiempo que será capaz de captar la luz emitida poco antes del Big Bang.
Por último, el telescopio espacial está compuesto de varias cámaras, espectrógrafos y coronógrafos de última generación, de los que MIRI y NIRSpec tienen participación científica española.
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