Madrid, 24 sep (EFE).- Las termitas son fundamentales en los ecosistemas porque ayudan a reciclar la madera muerta; no obstante, el aumento de las temperaturas puede expandir su hábitat y tener importantes consecuencias para el ciclo global del carbono en el futuro.
Al acabar con la madera muerta de los bosques, estos insectos liberan de esos restos el carbono que contienen en forma de metano y dióxido de carbono. Estos se consideran dos de los gases de efecto invernadero más importantes, por lo que con el cambio climático pueden contribuir cada vez más a esas emisiones.
Un estudio replicó un experimento en 133 lugares del mundo para cuantificar la variación relacionada con el clima en la descomposición de la madera, tanto por parte de microbios y hongos como de termitas.
Sobre el proceso
La biomasa leñosa muerta y en descomposición que cubre los suelos de los bosques desempeña un importante papel en el ciclo global del carbono.
El almacenamiento de este gas en los sistemas forestales depende de las tasas de descomposición de la madera por parte de organismos, que pueden variar en función del clima.
La investigación liderada por Amy Zanne, de la Universidad de Miami, señala que las termitas son fundamentales a la hora de descomponer la madera. Ellas contribuyen al ciclo del carbono en la tierra y que la actividad de estos animales es más sensible a la temperatura.
Según los resultados, el deterioro de la madera asociado con termitas incrementó más de 6.8 veces por cada aumento de 10 grados de temperatura.
Dada la gran sensibilidad de las termitas a la temperatura, es probable que amplíen su área de distribución en un mundo que se calienta. Con ello se convertirían en una fuerza cada vez más importante en el ciclo global del carbono.
Aunque las termitas se conocen por consumir la madera de las casas y otras estructuras humanas, en realidad las de ese tipo representan menos del 4 % de todas las especies del mundo.
Este animal es fundamental en los ecosistemas naturales porque ayuda a reciclar la madera muerta de los árboles y sin ellas el mundo estaría repleto de plantas y animales muertos.
El estudio
El equipo replicó un experimento en diversos lugares de todos los continentes, salvo la Antártida.
Los científicos estudiaron lugares donde las bacterias, los hongos y las termitas consumen madera muerta. Asimismo, investigaron cómo la temperatura y las precipitaciones podían influir en el descubrimiento y la descomposición de esta.
Los resultados sugieren que las zonas con gran actividad de termitas deberían aumentar a medida que la tierra se calienta y se seca.
Por ello, las termitas pueden contribuir cada vez más a las emisiones de gases de efecto invernadero con el cambio climático.
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