Ciudad de Guatemala, 17 ene (AGN).- No cabe duda de que la juventud es el futuro de cada país. Sin embargo, en ocasiones, estas generaciones llamadas a liderar el cambio pueden desviarse de su camino, haciendo necesaria una intervención que les permita reintegrarse plenamente en la sociedad. Consciente de esta realidad, la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia (SBS) ha desplegado esfuerzos significativos que ya comienzan a dar resultados tangibles.
CER-1: Un modelo de reinserción reconocido internacionalmente
Un ejemplo claro de estos logros es el Centro Especializado de Reinserción (CER-1), que recientemente fue certificado por la Asociación Americana de Correccionales (ACA, por sus siglas en inglés). Este reconocimiento internacional destaca las buenas prácticas implementadas para la reinserción de menores privados de libertad.
El subdirector de reinserción de adolescentes en conflicto con la ley penal, Carlos Menchú, informó que actualmente este centro cuenta con atención y control 24/7, asegurando un registro minucioso, inclusive de cada pastilla.
A menudo, pequeñas acciones generan grandes resultados. Aunque el CER-1 cambió su enfoque y funcionamiento en el período 2022-2023, en poco tiempo ha logrado convertirse en un referente regional por sus buenas prácticas. Con 112 jóvenes catalogados como de mediana y alta seguridad, los trabajadores de la SBS han asumido el compromiso de transformar vidas. Su objetivo es que, al salir del centro, estos jóvenes utilicen la energía de la juventud en actividades positivas que contribuyan al desarrollo del país.
Carlos Menchú destacó:
En estos centros de privación de libertad, la Secretaría de Bienestar Social tiene el control de los centros, no son los privados de libertad los que tienen el control. Somos nosotros los que tenemos el control total. Buscamos que los adolescentes generen orden y disciplina. Este joven es como cualquier otro joven.
El CER-1 ofrece una infraestructura diseñada para fomentar el aprendizaje y la formación integral. Desde el nivel primario hasta el universitario, los privados de libertad tienen acceso a oportunidades educativas, además de espacios dedicados a la formación técnica y artística. Entre las opciones disponibles se encuentran una biblioteca, talleres de cocina, computación, serigrafía y sublimado. Estas áreas permiten a los jóvenes aprender un oficio y prepararse para aprovechar las ofertas laborales de las ocho empresas que mantienen convenios con la SBS.
Menchú agregó:
Buscamos que los adolescentes valoren la libertad. Estar encerrado no es bonito. Esperamos que cuando salgan no vuelvan a delinquir.
El impacto de estas iniciativas no solo se mide en certificaciones, sino también en las vidas transformadas y en las segundas oportunidades que brindan. La historia del CER-1 demuestra que, con voluntad y esfuerzo, es posible construir un camino hacia un futuro prometedor para los jóvenes y, con ellos, para todo el país.
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