Ciudad de Guatemala, 6 oct. (AGN).– Las tortugas marinas se encuentran en la Lista de Especies Amenazadas de Guatemala (LEA), ya que enfrentan amenazas como la sobreexplotación humana, por el consumo de huevos, carne, piel y caparazón para la elaboración de artesanías.
Estas especies también enfrentan otros peligros como la captura en pesquerías de palangre, pesca de arrastre, colisión con embarcaciones, destrucción del hábitat y la contaminación de los mares, océanos y playas.
Por estos motivos, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) guía, coordina y fortalece esfuerzos para la conservación de las tortugas marinas, estableciendo marcos legales como la Estrategia Nacional de Manejo y Conservación de Tortugas Marinas en el año 2002 y la suscripción a la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de Tortugas Marinas (CIT) en el 2003.
En el artículo tres de la convención interamericana, Guatemala permitió hacer excepciones al comercio de huevos de tortuga marina parlama, de nombre científico Lepidochelys olivacea, estableciendo en el 2012 de manera oficial la cuota de conservación del 20 % y el 80 % para usos de subsistencia.
La cuota de conservación del 20 % es un mecanismo de conservación para el sostenimiento de las poblaciones de esta especie en particular y un soporte económico de los medios de subsistencia de las comunidades locales en las zonas marino-costeras.
Primeros tortugarios
Las acciones de conservación de las tortugas marinas en Guatemala iniciaron desde 1971, cuando se creó el primer acuerdo gubernativo, el cual estuvo a cargo de la Dirección General de Bosques y Vida Silvestre de Guatemala (Digebos), el cual también estableció el primer tortugario, en la aldea de Hawaii, Chiquimulilla, Santa Rosa.
El primer acuerdo gubernativo de 1971 solo incluía una especie, la tortuga marina de nombre común tortuga verde, y en 1981 se amplió a las demás especies, incluyendo a las tortugas parlama, carey y baule. Estas cuatro principales especies desovan en las playas del Pacífico de Guatemala.
Seguidamente, en 1989, bajo el Acuerdo Gubernativo 4-89 se estableció la Ley de Áreas Protegidas que dio vida al Conap, y los deja como rectores de la biodiversidad y las áreas protegidas.
Creación de iniciativas y tortugarios
Como parte de los esfuerzos de conservación, en 2002 se creó la primera Estrategia Nacional de Tortugas Marinas, la cual fue actualizada en 2014 y actualmente se encuentra en proceso de revisión. Esta herramienta establece acciones conjuntas entre tortugarios comunitarios, instituciones y actores locales para garantizar la protección, siembra y liberación de crías en las playas del país.
En los últimos años, las autoridades han registrado un incremento en la llegada de tortugas marinas al territorio guatemalteco, lo que ha reforzado la necesidad de mantener y fortalecer proyectos de conservación. Además de la estrategia, el Conap cuenta con un normativo específico que regula la creación y funcionamiento de tortugarios.
Dicho marco normativo establece que cualquier persona interesada en fundar un tortugario debe cumplir con una serie de requisitos legales, entre ellos contar con un regente acreditado y presentar un plan de manejo establecidos en la normativa vigente.
Esto busca garantizar que los centros de conservación operen de forma técnica y responsable, contribuyendo a la preservación de esta especie emblemática del Pacífico guatemalteco.
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